Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un beso al volante... sin perdón

La joven de Carballiño a quien un gesto cariñoso le costó un 80€ ya ha recurrido hasta tres veces

Benito Bouzada, en el centro de la imagen. // Jesús Regal

Algo tan inofensivo como un beso ha traído de cabeza a la carballinesa Vanesa Viéitez durante los últimos seis meses. Un beso que le dio su novio en el coche, según la pareja en la mejilla, y que terminó por convertirse en una multa de 80 euros. El motivo, según la denuncia de la Guardia Civil: haber conducido "sin mantener la propia libertad de movimientos".

En una diferencia de apreciaciones estaría la clave de la cuestión. Así, según los agentes, el gesto habría sido algo más pasional de lo que asegura la joven, lo que le habría impedido a la conductora poner la vista en la calzada "durante 200 metros". "Ellos dicen que incluso agarraba el cuello a mi pareja a la vez que conducía y eso no es cierto", se defendía Viéitez.

Vanesa recurrió esta decisión por "el surrealismo de la situación". Primero ante la Benemérita y después, cuando esta cedió la potestad al Concello, pues la supuesta infracción se produjo en el casco urbano de la villa, lo hizo ante el órgano local. Pero las últimas noticias que recibía con respecto al estado de su ya famosa multa, eran malas para ella.

Desde el consistorio daban la razón a los agentes. "La gente en el pueblo ya me dice que es lo normal, que en el ayuntamiento no van a enemistarse con la Guardia Civil, pero es muy injusto", se quejaba la joven.

Vanesa también recordaba que el anterior alcalde de Carballiño, Argimiro Marnotes "le dijo a los medios que si la cosa había sucedido como yo contaba, me retirarían la multa". Una promesa que finalmente no ha cumplido.

"Puedo entender que tengan que posicionarse del lado de la Guardia Civil pero lo que me da rabia es que ni siquiera me hayan llamado para escuchar mi versión", así se manifestaba la denunciada apenas unas semanas después de que se conociese la decisión del consistorio.

Nuevo recurso

Una queja que se ha visto materializada en un nuevo recurso: "Ya me notificaron del seguro que han recurrido la decisión del Concello", explicaba Viéitez a FARO.

Pero desde la propia aseguradora recomiendan a la carballinesa que pague: "Si no me dan la razón tendré que abonar también el recargo así que tendré que pagar". Eso sin perder la esperanza de que quizás el nuevo regidor, Francisco Fumega, "al menos me escuche".

Sin embargo, y a pesar de que mucha gente le dice que pague y se olvide, Vanesa se mantiene en sus trece: "Quiero que se sepa como se comportan estas personas con los contribuyentes cuando en teoría son profesionales", explica.

Todo empezaba la tarde del día de Reyes cuando la joven recogía a su pareja en casa, algo en principio bastante alejado de constituir un delito.

"Y de repente, cuando apenas llevábamos unos minutos en el coche nos paró la Guardia Civil", explicaba Vanesa que a pesar de haber pasado medio año desde el incidente todavía no se explica lo que sucedió. "Me pararon y me pidieron la documentación y yo se la di", comenta.

La controversia vino después, cuando la joven les preguntó por qué la habían hecho parar. "Estabas haciendo cosas raras me dijo el agente", recuerda Vanesa.

Cara de póquer de la carballinesa ante el comentario que el agente redondeó con un "hombre, el acompañante te acaba de dar un beso", asegura ella en su relato.

Uno de los motivos por los que Vanesa no cesa en su empeño de llevar razón fue lo que aconteció después. "Lo que más me fastidió fue como me trataron, de repente el agente cruzó la calzada sin decirme nada y su compañero se metió en el coche a escribir". Su pareja más consciente de lo que ocurría le dijo: "Es tu multa". Y así fue.

Minutos después, el guardia aparecía con la sanción: "Estuviste 200 metros sin prestar atención a la carretera", asegura que le dijo. Una situación a juicio de Vanesa "totalmente injusta", lo que le da fuerzas para continuar protestando aunque asegura que ya conoce el final de la historia: "Acabaré pagando, porque está claro que la palabra de los guardias vale más que la mía o la de cualquier ciudadano", concluía.

Compartir el artículo

stats