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La pena ourensana de Pepa Noia

La pionera de las Madres de Plaza de Mayo nunca pudo visitar Leiro, la tierra de sus padres: "Mi abuela siempre le cantaba en gallego", recuerda su hija Margarita

Con sus yerno y dos nietas. // FdV

Las canciones de cuna que mecían a Pepa Noia en Buenos Aires eran gallegas. La pionera de las Madres de Plaza de Mayo que falleció esta semana a los 94 años sin encontrar a su hija Lourdes también se fue con la pena de no viajar nunca a Leiro, localidad ourensana que dejaron atrás su padres cuando siendo muy jóvenes se fueron para buscar una oportunidad en Argentina.

Agustín García y Aurora Pérez no fueron emigrantes de grandes éxitos y su economía les impidió regresar. "Solo volvieron una vez antes de nacer nosotros y después nunca más", recuerda Margarita Noia, hija de Pepa, que ayer lloraba en Buenos Aires la pérdida de su madre, consumida por una vida en la que "nunca dejó de buscar" a su hija. Su necesidad de saber le llevó aquel 30 de abril de 1977 a adelantarse dos horas en la cita prevista para la primera concentración en la Plaza de Mayo de la que después surgiría el movimiento de las Madres.

Josefa García, o "la Gallega Noia", como la conocían en Argentina, nunca pisó suelo ourensano, pero su madre, Aurora Pérez, le cantaba las canciones que se llevó de Leiro con la emigración. "Mi abuela, según contaba mi mamá, siempre cantaba canciones de allá, del pueblo", recuerda Marga Noia. "Y a mí mi abuelita cuando era chica me decía 'vos te vas a casar con un galleguito'", añade.

La huella de los García a se borró en Leiro con el paso de los años. El alcalde Francisco Fernández reconoce que desconocía que una de las madres de la Línea Fundadora era originaria de Leiro.

Los padres de Pepa emigraron a principios del siglo XX y con ellos otros parientes. Con algunos que también eligieron Buenos Aires como destino mantuvieron el vínculo, pero el lazo con Galicia lo rompió la emigración. "Sé que mis abuelos tenían hermanos pero mi mamá nunca tuvo relación con ellos", apunta Margarita.

Agustín y Aurora se establecieron y crearon una familia numerosa que se vio inmersa en la dictadura argentina. Pero nunca olvidaron sus raíces y aunque no pudieron regresar, los abuelos hablaban siempre de Galicia. "Sé que mi mamá sentía un afecto muy especial por su tierra de origen y que le quedó la pena de no conocerla. Mis abuelos echaban mucho de menos Galicia, ese sentimiento de añoranza existía en la familia", comenta Margarita.

De su parte gallega, Pepa Noia heredó el arte culinario. Su hija Margarita, que sí viajó a España en una ocasión pero no tuvo la oportunidad de visitar Galicia, se sentía "como en casa" cuando se sentaba a la mesa. "La tortilla de patata mi mamá la hacía genial, toda la cocina que aprendió de su madre gallega era deliciosa".

Pepa Noia, que se adelantó dos horas a la primera concentración de las Madres, se convirtió en la pionera de un movimiento que aun sigue luchando por la recuperación de los hijos y nietos desaparecidos. Desde entonces, cada 30 de abril se celebra una marcha de homenaje a esta lucha que comenzó en la Plaza de Mayo. La última vez que participó fue el año pasado, con Margarita. Un mes después se fracturó la cadera y su salud empezó a decaer.

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