La propietaria del establecimiento explica que hace un año decidió ir desde la ciudad con su marido a su apacible pueblo, a Baltar, para montar un negocio, y reconoce que en estos momentos tiene miedo. "A mí este hombre suelto, no me hace ninguna gracia. La gente comenta que puede tener armas. Nos da miedo que pueda venir por una segunda venganza. Ahora mismo tenemos cerrado a cal y canto. Este es un pueblo; se puede acceder a la casa por mil sitios. Y un tío que hace esta locura, igual vuelve mañana con un rifle de caza. A mí me extraña que lo hayan soltado tan rápidamente".

El altercado coincidió en la jornada que se suspendió una fiesta en una localidad próxima, debido a la intensa lluvia, por lo que la juventud intentaba divertirse en los locales de Baltar, hasta el momento del incidente. Y en la jornada de ayer, el restaurante permaneció cerrado, a pesar de que tenía previsto saltarse la jornada de descanso del lunes y abrir sus puertas, por la celebración de la fiesta del municipio, San Bartolomé de Baltar. Pero tuvieron que conformarse con dar una comida a un grupo, a puerta cerrada, porque había realizado la reserva con bastante antelación.