La "Festa do Boi" de Allariz, un ritual que es mucho más que el "San Fermín" gallego, crece cada año en popularidad y a ello ayuda el orgullo de este municipio de la provincia de Ourense que recuperó la tradición y logró que el animal volviese a correr por sus calles.

A punto de cumplir los setecientos años (en 2017), esta fiesta, que se inició en el medievo y que data de 1317, rememora cada año a través la historia de Xan de Arzúa, un caballero cristiano que, a lomos de un buey, espantó a los judíos para proteger la celebración de la procesión religiosa del Corpus.

Según reza la leyenda, el católico, harto de las burlas que los cristianos recibían por parte de los judíos durante la procesión del Corpus Christi, apareció montado sobre un buey y, con la ayuda de sus criados, los expulsó.

No satisfecho con esta hazaña, dejó todo su dinero en su testamento para que una fundación rememorase tal gesta, un testigo que en los últimos años ha cogido la asociación Xan da Arzúa.

Tras una primera semana marcada por las cenas y comidas de confraternidad, esta villa se prepara para vivir sus días grandes con un programa lleno de actos.

Desde primera hora de la mañana, las bombas hacen acto de presencia en Allariz, seguidas de la música popular, si bien el momento estelar llegará con las sucesivas carreras de este animal por las calles históricas de la villa. A diferencia de los sanfermines, el buey no es sacrificado al finalizar la carrera, por lo que sus organizadores afirman que este evento no tiene "nada que ver con la tauromaquia" ya que dicha fiesta se entronca con la tradición y el disfrute colectivo.