El presidente da Xunta, Alberto Núñez Feijóo, clausuró ayer el encuentro anual de la Comisión Delegada do Consello de Comunidades Galegas, donde aprovechó para agradecer el apoyo de todas las comunidades gallegas en el exterior, en Europa y América, a la candidatura de la Ribeira Sacra como Patrimonio de la Humanidad. Apoyo que se ha plasmado en un acuerdo firmado por dicha comisión, que tuvo lugar en el monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, en Nogueira de Ramuín.

Una vez hecho público el acuerdo, Feijóo agradeció y atribuyó al apoyo de la comunidades de gallegos en el exterior el hecho de "superar los límites geográficos y administrativos para hacer una Galicia más grande". Y es que los gallegos atesoran una "gran sabiduría impagable" por ser capaces de "mezclarse con otros sin perder el propio sello", en relación a su historia de emigración.

En su discurso, Feijóo recurrió a la figura del poeta de Celanova Curros Enríquez para recordar que el título de uno de sus poemas "más vibrantes" es 'Pola unión', añadiendo que los símbolos que unen a los gallegos, bandera e himno, "nacieron en el corazón de los emigrantes" que sabían que al unir sus fuerzas salían reforzados.

En su intervención también recordó que la ciudad de Compostela, el Camiño de Santiago, la Muralla de Lugo y la Torre de Hércules ya son reconocidos por la UNESCO como Patrimonio Mundial, "hitos gallegos que transcienden a su ámbito geográfico para representar valores universales".

Feijóo ha considerado "justo" que se oficialice para la Ribeira Sacra la condición de patrimonio de la humanidad que ya es en realidad, y por su parte la comisión delegada del consejo de Comunidades Gallegas acordó, según el documento firmado, apoyar la candidatura de la Ribeira Sacra ante la Unesco por ser el espacio "con mayor concentración de románico de Europa", además de por su valor paisajístico y natural, con los ríos Sil y Miño, y la actividad de "viticultura heroica", que le hacen acreedor de ser patrimonio universal.

El Consello Galego contó con representantes de Frankfurt, Bruselas, Londres y de Lisboa, así como de Caracas, Montevideo, Buenos Aires y Cuba, y de Barcelona, Salamanca, Sestao y Sevilla.

Feijóo tuvo ocasión ayer de charlar con un grupo de turistas de Palencia, a los que explicó que en su infancia ese monasterio estaba abandonado, con gallinas en los claustros, y que es una joya del románico. El grupo le agradeció que les hiciese de guía.