Jhon Stiven G.C., un colombiano de 23 años de edad, y Juan Carlos B.A. , un ourensano de 45, han pasado dos noches en el calabozo. Hoy comparecen ante el juez de guardia de Ourense por un presunto delito de robo con violencia y otro de tenencia ilícita de armas. La escopeta recortada y la pistola (cargada con 5 balas y preparada para disparar) tenían los números de serie borrados. A las cuatro de la tarde del lunes, los dos acudieron a una casa de Canivelos, en uno de los montes que circundan Ourense en la zona de A Lonia de arriba, para robar presuntamente a Bernardino García, un hombre de 72 años que se resistió a darles dinero. "No me importa que me mates, ya viví 72 años", espetó el señor a uno de ellos. Pero según manifiesta el joven colombiano, la intención no era cometer un atraco sino reclamar una deuda sin pagar.

Es el único que ha querido declarar ante los investigadores de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Ourense, el equipo que lleva el caso. Según las fuentes, Juan Carlos B.G. se acogió a su derecho a no ser interrogado.

En cambio, el colombiano sí que aportó su versión sobre el asalto fallido. Jhon Stiven, al que no le constaban antecedentes ni detenciones hasta el momento, era el implicado que llevaba una pistola, según dijo la víctima a la Policía. El arma tenía cuatro balas en el cargador y una situada ya en la recámara. El seguro ya había sido retirado. Además, llevaba en el bolsillo dos cartuchos de escopeta, tal y como hicieron constar los agentes que localizaron a los dos individuos en una pista, tras su huida campo a través.

El atestado también señala a este sospechoso como la persona que sostenía cuerdas con las que presumiblemente querían dejar atada a la víctima tras consumar el delito.

El colombiano asegura que se vio inmerso en la situación por acceder a ayudar a Juan Carlos a recuperar una cantidad, no especificada, que supuestamente adeudaba el septuagenario. El asaltante más joven insistió en que acudió a la casa de Bernardino "convencido" de que iban a recordar el pago.

Según esta versión, Juan Carlos lo habría recogido en la furgoneta Ford Courier -en cuyo interior fueron localizados y cercados por los policías, momentos después-, pidiendo que lo acompañara para "a ver si entre los dos hacemos más fuerza para que un señor me devuelva un dinero que me debe", según las fuentes consultadas ayer.

Aseguró el colombiano que al llegar al umbral de la vivienda del septuagenario, en A Lonia de arriba, Juan Carlos le entregó el arma, justo antes de timbrar, manifestándole que "a ver si de este modo lo intimidamos más".

La versión de este implicado también difiere de la que transmitió la Policía y también ha corroborado la víctima. Cuando los asaltantes amenazaban al septuagenario, y este se resistía, una madre y una hija vieron la escena de dos encapuchados con armas, al pasar en su vehículo por la pista donde está situada la casa.

Una de las mujeres llamó a la Policía y, supuestamente, al verse descubiertos, los atracadores emprendieron la huida a pie por un camino hasta las proximidades de la nave de una constructora, donde habían dejado la furgoneta. En cambio, Jhon Stiven sostiene que la huida fue voluntaria. Al ver que la víctima se negaba a saldar la deuda, según este implicado, decidieron marcharse.