Ourense, una de las provincias más envejecidas, se está convirtiendo también en paradigma de longevidad. Llegar a centenario y soplar tres velas en la tarta, (en solitario o con ayuda de otros), no es ya una anomalía, y según el último censo de habitantes, en la provincia hay 227 abuelos y abuelas que han cumplido los 100 o más años de edad, una cifra que ha experimentado un importante crecimiento desde el censo anterior que se quedaba en los 184 ourensanos centenarios.

Sin llegar al caso de la ourensana Francisca Barracel, fallecida el pasado verano a los 111 años, por causas que la ciencia no llega a descifrar, tras ostentar el título de abuela de Galicia, lo cierto es que Ourense parece preservar la salud de los abuelos y ratifica las previsiones del aumento de la esperanza de vida de la humanidad.

De esos 227 abueletes que han cumplido los 100 años (o más) como puntualiza siempre el Instituto Nacional de Estadística, 46 son hombres y 181 mujeres, algo habitual también en los cómputos demográficos provinciales. Claro que para ser abuelo titulado, no hace falta llegar a centenario, y en vecinos de más de 90 años también es rica la provincia, pues hay casi 6.000 censados que tienen de 90 años en adelante, de los cuales están rozando la barrera de lo centenario, esa aspiración no confesada de todo mortal, otros 110 vecinos más (también la mayoría mujeres), que tienen ya los 99 cumplidos.

Su valiente empecinamiento por aferrarse a la vida, hace que a veces se vayan quedando solos y muchos celebren sus ciento y tantos en residencias de mayores de la provincia. Por eso el caso de Carmen Rial que sopló las velas como un jovencita más en un asador ourensano acompañada de su familia, es un lujo para ella y para los suyos.