Los empresarios del sector de la madera lamentan que el abandono del rural y la proliferación de incendios diezmen la calidad de maderas como roble y castaño "que sólo sirven para leña porque no se cuidan", por lo que hay que importar para productos elaborados como el castaño comprado en Francia, el haya de centroeuropa o el propio pino que llega desde Navarra y el País Vasco.

El presidente de la Federación de empresarios de Aserraderos y Rematantes de Maderas de Galicia y presidente de la delegación gallega de la Confederación Española de Empresas de la Madera (Confemadera), Elier Ojea, explica que a pesar del minifundismo y los incendios "la madera gallega tiene más peso en la economía autonómica que la pesca y el sector naval".

Según Ojea, en 70 ayuntamientos gallegos la madera genera el 30 por ciento de su actividad económica y en otros 50, el sector supone un 40 por ciento de la economía. "Y en el caso del puerto de Marín, copa la mayor parte de su facturación", agrega.

En relación al empleo generado, el sector que incluye madereros, aserraderos, carpinterías y fábricas de muebles, da trabajo directo a 20.000 personas e indirecto a otras 50.000 con una facturación anual de 2.700 millones de euros, de los que 700 millones se generan en la exportación.

Importar calidad

A pesar de que la producción de madera gallega supone el 40 por ciento de la producida en toda España, también hay que "importar calidad en castaños de Francia, hayas de centroeuropa e incluso pino que debemos comprar en el País Vasco y Navarra", detalló Ojea, que añadió que hay que comprar esas maderas porque los castaños y robles gallegos "sólo sirven para leña, porque no están cuidados para el aprovechamiento de su madera".

En ese sentido, indicó que los incendios provocan daños en bosques plantados de pinos y eucaliptos mientras que el abandono de bosques de castaños y robles "hace que no sirvan para tablear ni hacer muebles pues tienen muchos nudos y heridas", agregó.

Desde el sector, según su presidente, se hacen "grandes esfuerzos" para ponerse al día en conocimientos sobre tratamientos de la madera y posibles usos. "Pero las administraciones públicas no hacen nada y deberían impulsar el uso de la madera con campañas específicas, además de ordenar el monte en el rural para que los propietarios puedan sacarle provecho".

El cultivo y cuidado de la zona rural era generalizado en Galicia "porque ahí estaba la hucha o caja de ahorros de las familias, con la venta de la madera y el aprovechamiento del suelo", según Ojea, que comparó eso con la situación actual en la que los mayores "cobran pensiones y ya no necesitan la hucha del monte y los jóvenes no lo trabajan porque no son capaces de verlo como oportunidad de negocio", agregó.

En ese sentido, detalló iniciativas "aisladas" que ponen de manifiesto el potencial del monte gallego y, si hablamos de eucaliptos, según dijo, la empresa Ence produce uno de los mejores papeles del mundo sin cloro y otras, como Tojeiro y Finsa, están en la búsqueda "continua de valor añadido y ahora están experimentando con un tablero con partículas de aire que lo hace liviano y más resistente a la humedad". Las pequeñas empresas del sector buscan junto con las pequeñas carpinterías, material para vigas y exteriores de fachadas, "pero nada de esto se hace con madera gallega porque no tenemos la adecuada en cerezo o haya, que son las más demandadas", indicó.

Los incendios acaban con las mejores zonas de madera, según Ojea, como O Carballiño, Maceda y Cartelle y encima no hay incentivos para sacar provecho por lo que esperan tener una entrevista con el presidente de la Xunta, Núñez Feijóo.