Eva Pérez se casó en marzo en Castrelo de Miño, después de diez años de noviazgo y tres de convivencia. El "papel" no supuso ningún cambio en la relación con su pareja pero sí le permitió afrontar con mayor seguridad el nacimiento de su hija. "Nos casamos por eso, porque queríamos registrar a la niña como matrimonio", explica Eva, sorprendida también por el número de enlaces que acumula su concello en lo que va de año. "En la pandilla somos los únicos casados y con niños", señala. Su enlace fue sencillo, con los padres y hermanos de ambos como únicos invitados.

El alcalde Xurxo Rodríguez explica que otras parejas, en cambio, organizan la boda civil como si fuese un enlace católico, con novias de blanco, novios de frac, arroz a la salida y decenas de invitados.