El distanciamiento entre el grupo socialista, que gobierna en minoría el concello de Ourense, con el BNG es real, y ayer así lo puso de manifiesto el portavoz nacionalista, Xosé Somoza, al advertir de que ese apoyo que le vienen brindando, desde el mismo momento de la elección de alcalde de Agustín Fernández, puede "romperse", y en lo que tiene mucho que ver los que consideran "incumplimientos" en diferentes iniciativas presentadas, e incluso aprobadas por el pleno.

Así, Somoza aseguró que "la confianza en la gobernabilidad de la ciudad de Ourense" al apoyar al PSOE "es una línea cada vez más débil que podría romperse" ante los incumplimientos y el "desinterés" mostrado por el equipo local de gobierno, como manifestó a Europa Press, pero evitó en todo momento que eso se pueda entender como un ultimátum al PSOE, pero sí quiso detallar que en los últimos 7 meses, sobre todo en estos momentos que están en fase de aprobación de unos presupuestos, cuyo retraso no se puede achacar a los socios de gobierno, como se hizo antes, cuando formaba parte del mismo el BNG.

La decisión de los nacionalistas posibilitó la investidura del alcalde Agustín Fernández, después de que Francisco Rodríguez presentase la dimisión del por su imputación en la operación Pokémon, pero llevándose antes por delante el gobierno bipartito al descartar su marcha.

Un episodio que fue duramente criticado por los nacionalista, ya que eso llevó consigo la renovación total de los tres ediles con que cuenta el BNG en el Concello, al marcharse Isabel Pérez y Marta Arribas, después de que lo hiciese Fernando Varela, al día siguiente de ser imputado en la Pokémon, con lo que entraron el actual portavoz, Xosé Somoza, y las ediles Ximena González y Susana García.

Recientemente los nacionalistas, con sus votos, permitieron que no saliese adelante la reprobación de la gestión del alcalde, Agustín Fernández, y la petición de dimisión, que había planteado el Partido Popular en un pleno extraordinario, y que contó con el apoyo de los dos ediles de Democracia Ourensana.

Un apoyo a los socialistas que llevaba implícito una "exigencia", como la devolución del dinero de asignación al grupo en "gasto impropio", y que se asumieran responsabilidades políticas, al señalar que "alguien del grupo socialista se tiene que ir para casa". Después de darle cobertura al alcalde y al gobierno comprobaron que se dilata en el tiempo el cumplimiento de esas exigencias, con lo que se convierte en el último detonante para que desde el BNG se valore la posiblidad de"romper" ese apoyo.