María Elena Sotelo decidió ponerse al volante el fatídico 30 de agosto de 2010 para familiarizarse con el trayecto en automóvil que tendría que realizar diariamente de camino al colegio público de San Cristovo de Cea, situado a solo unos metros, prácticamente a la altura del lugar donde tuvo lugar la brutal colisión en cadena en la que la mujer, de 39 años y vecina del barrio ourensano de O Couto, perdió la vida.

La mujer se iba a incorporar a la plantilla del centro escolar apenas unos días más tarde, coincidiendo con el comienzo del curso académico 2010-2011. Toda la familia, su marido y sus dos hijas, viajaba junto a la mujer en el coche para conocer el camino de María Elena a su puesto de trabajo.

La fallecida también quería conocer por primera vez las instalaciones y la ubicación del colegio de Infantil y Primaria Virxe da Saleta de Cea, el centro público en el que solo días más tarde empezaría a impartir docencia de inglés.