La privatización durante 10 años, prorrogables a 15, del centro ecuestre e hipódromo de Sandiás en el que, según la oposición, había más trabajadores que caballos no servirá para ahorrar los costes laborales. Los trabajadores del recinto equino, que alberga 42 establos y hasta un estadio de carreras que organizó en el pasado reciente carreras con boato y afluencia masiva, han sido colocados con carácter retroactivo en otros servicios. Entre ellos, Emilio Pazos Ojea, alcalde del PP en Trasmiras desde 2006, diputado provincial desde 2011 y trabajador agrícola en la administración ourensana, señala, desde los 19 años. El regidor, que se encargaba del mantenimiento del centro de caballos hasta que fue elegido diputado y pasó a situación de excedencia, ha sido reasignado con efectos desde el 1 de enero como jefe de las perreras de gestión provincial, un proyecto todavía por terminar.

El presidente de la Diputación de Ourense, José Manuel Baltar, destina al político y otros once trabajadores del centro ecuestre privatizado a la recogida de animales abandonados -en el caso del regidor y de uno de los operarios- o a brigadas de zonas verdes y limpiezas. Por tanto, diez empleados que ejercían como operarios de mantenimiento en el centro ecuestre de Sandiás -ocho de ellos-, peón agrícola o vigilante nocturno pasarán a ser operarios a cargo del Servicio de Aguas y Medio Ambiente. Los empleados recolocados están adscritos a dos brigadas distintas y desempeñarán su labor en tareas de asistencia a los municipios.

Obras y convenios sin firmar

En la reasignación de puestos del centro privatizado, además de Emilio Pazos Ojea, el decreto presidencial acuerda el traspaso de un monitor de equitación a un nuevo puesto de auxiliar de servicios en los centros de recogida de animales abandonados de la comarca de Xinzo.

En esta localidad se encontrará una de las perreras de gestión provincial para recoger animales sin dueño y evitar, a la vez, accidentes de tráfico en la tupida red de carreteras de la Diputación de Ourense, con 1.800 kilómetros de asfalto de titularidad propia, la mayoría entre aldeas. Antes de que funcione el servicio de animales ya hay personal. La perrera de Xinzo de Limia, por ejemplo, continúa en obras y ni siquiera se han firmado los convenios con los concellos interesados.