Resulta necesario y conveniente empezar diciendo que no sabemos, con exactitud, cuántos diputados en total hubo en las Cortes de Cádiz y de estos cuántos eran clérigos. Según Melchor Fernández Almagro, de un total de 306 diputados 97 eran eclesiásticos, Ramón Solís dice que 90 de entre 291, otros (como Manuel Morán o Federico Suárez) apuntan a 94 ó 97 respectivamente de entre 303 del total. Habrá, pues, que coincidir con Artola en que "no existe de hecho ninguna relación exacta de los diputados que integraron efectivamente aquel organismo". A la Sesión de inauguración del 24 septiembre 1810 asistieron 104 diputados, 47 suplentes y 57 en propiedad. Y la aprobación de la Constitución el 19 marzo 1812 la efectuaron 184 diputados.

Si consideramos, pues, que en número redondos habría unos 90 eclesiásticos, y que era el grupo mayoritario de la Cámara, el resto de los diputados los agrupa Leandro Higueruela en "60 abogados, 55 funcionarios, 16 profesores universitarios, cuatro escritores y dos médicos, es decir, 137 pueden englobarse en las profesiones liberales y la función pública. A todos ellos hay que añadir 37 militares (posibles aristócratas), ocho nobles con título y nueve marinos que pueden adscribirse en el grupo aristocrático con reservas. Finalmente se reconocen 15 propietarios y cinco comerciantes. Es decir, que el análisis sociológico de los diputados no era tanto representativo de las llamadas "clases medias", sino más bien de las "clases instruidas", como afirma Palacio Atard".

Interesante es la distribución que hace Manuel Morán de los 94 eclesiásticos que contabiliza, de los cuales seis eran obispos, 46 canónigos y dignidades y 42 presbíteros, entre los que se incluían catedráticos, capellanes, un bibliotecario, un secretario episcopal, 18 párrocos y 10 de los que sólo se conoce su condición clerical.

De los aproximadamente 300 diputados del total, 25 correspondían al reino de Galicia, y de entre estos seis eran clérigos, que no desmerecían de los cargos y formación de su colectivo, y a los que tendríamos que sumar dos más: Antonio José Ruiz de Padrón, abad de Vilamartín de Valdeorras, provincia de Ourense pero diócesis de Astorga, que estaba en representación de Canarias, y el obispo de Ourense Pedro de Quevedo que lo era por Extremadura.

Los ocho clérigos representantes de Galicia en Cádiz fueron: Antonio Abadín Guerra nació en Viveiro. Fue bachiller en Artes y Teología primero, y luego Doctor en esta disciplina por la Univ. de Santiago. Nombrado cura de la parroquia de San Cristovo de Reis (Teo, Padrón) no sabemos realmente cuál fue su actividad política o patriótica previa, pero el hecho es que el 11 febrero de 1810 fue elegido diputado por Galicia por la provincia de Mondoñedo, jurando su cargo en Cádiz el 24 septiembre 1810. Su actuación en las Cortes apenas tuvo relevancia, ya que, debido a problemas de salud, tuvo que regresar a su tierra natal para recuperarse y falleció en marzo de 1813.

Bernardo Martínez, natural de Villar de Santos, fue racionero provisor, canónigo y maestrescuela de la catedral de Ourense y gobernador eclesiástico de esta diócesis en 1810, por ausencia en Cádiz del obispo Quevedo, cuando fue elegido, el 15 mayo 1810, diputado por Ourense. Ya en Cádiz se alineó, desde el primer momento, con el sector servil o ultraconservador. Se opuso al proyecto de ley sobre la libertad de prensa (19 octubre 1810), a la ley de abolición del voto de Santiago (18 enero 1811) y defendió a su obispo Quevedo y Quintano en el contencioso abierto con las Cortes por negarse a jurar la constitución sin restricciones (17 agosto 1811).

En la sesión del 2 septiembre 1812 protagonizó un incidente en las Cortes cuando acusó a los diputados liberales de no emplear los mismos criterios cuando se trataba de condenar los escritos contrarios a la doctrina de la Iglesia, con los utilizados en otras circunstancias. En la sesión del 8 enero 1813 apoyó la proposición del diputado absolutista Inguanzo a favor del Tribunal de la Inquisición. En la sesión del 25 abril 1813 se opuso al proyecto de Calatrava sobre la jurisdicción de los tribunales eclesiásticos, acusando a la proposición de falsa y de herética, lo que provocó otro gran escándalo en las Cortes.

Bernardo Martínez fue, como se puede observar, un consecuente absolutista, en la línea marcada por su obispo Pedro Quevedo Quintano. Fue nombrado obispo de Canarias (S. Cristóbal de La Laguna), regentando esta diócesis entre 1827 y 1833.

Francisco Pardo Patiño fue diputado por la provincia de Santiago. Era catedrático de Prima de la Facultad de Cánones de la Universidad de Santiago. Cuando fue elegido el día 28 de febrero de 1810 era vocal secretario de la Junta de Santiago. Junto con Ramón Power, García Quintana y Manuel Ros, elevó una petición a la Regencia, fechada el día 9 septiembre, en la que se le pedía que se apresurase en convocar las Cortes.

Estando convaleciente en su tierra hizo una exposición a las Cortes el 10 de febrero de 1812 pidiendo permiso indefinido y la exoneración de su cargo de diputado, porque su quebrantada salud no le permitía incorporarse. Este le fue concedido y el día 16 de abril de 1813 fallecería en Santiago de Compostela.

Ideológicamente era absolutista, se opuso al Proyecto de Ley de Prensa que se votó el 19 de octubre de 1810, formó parte de la comisión encargada de redactar un nuevo plan de estudios para las universidades y, a pesar de su formación y laboriosidad, la enfermedad no le permitió participar mucho en los debates y trabajos de la Cámara.

Pedro Ribera Pardo fue cura párroco de la iglesia de Santiago de la villa de Pontedeume entre 1806 y 1820. De rica familia fidalga, su padre Diego Bernardo de Ribera Pardo era señor de varias casas y lugares, regidor perpetuo del Concello de Betanzos y fiscal. Ejerció como secretario da Xunta Superior de Galicia y fue elegido el día 18 febrero de 1810 por la provincia de Betanzos.

Apoyó la ley de prensa de 1810, participó en la comisión de escuelas, fue firmante de la Constitución y también del acta de clausura de 14 de septiembre de 1813, por lo que podemos considerarlo como moderadamente liberal. Hay cierta contradicción en su participación, pero sabemos que, como tantos otros, pasó largas temporadas en Galicia.

Manuel Ros de Medrano salió elegido diputado por la provincia de Santiago. Había nacido en Ourense el 12 septiembre 1756, estudió Filosofía y Teología en el convento de San Francisco de su ciudad y tras superar los estudios de Derecho Civil y Canónico en Santiago se trasladó para ejercer la abogacía a Madrid, donde publicó, en 1793, bajo el pseudónimo de "un presbítero secular" un argumentado libro antiregalista y apologético de los derechos de la Iglesia titulado Historia y Origen de las rentas de la Iglesia de España.

Menéndez de Luarca, obispo de Santander, lo nombró fiscal de la curia, y entonces decidió ordenarse de presbítero. Luego pasó de canónigo a la colegiata de Padrón, después obtuvo la canonjía de doctoral en Ourense en 1802, perteneció al primer claustro del Seminario de San Fernando creado en esta ciudad por el obispo Quevedo en 1804, y en el año de 1806 pasó también como doctoral al cabildo de Santiago. En 1808 es miembro de la Xunta de Defensa constituida en Santiago. Elegido diputado el día 28 febrero 1810, jurando y tomando posesión de su cargo, como todos los diputados, el día 24 de septiembre.

De pensamiento antiliberal y servil, se opuso a la ley de libertad de prensa (19-X-1810), al proyecto de ley de señoríos (15-VI-1811), expresó que la duración de las Cortes podría parecer insoportable a los diputados, por lo que pedía (31-X-1811) que se limitara a un año, y de esa manera evitaba la aprobación de más leyes de tipo liberal e impedía terminar la redacción de la Constitución, que tendría que ser aprobada en la siguiente legislatura y por un menor número de diputados para facilitar una mayoría servil que pudiera reformar el texto constitucional. Fue partidario de la pervivencia de la Inquisición y del Voto de Santiago.

Delator con la reacción absolutista de 1814, se ofreció a informar contra sus excompañeros diputados. Fue nombrado obispo de Tortosa el 13 de mayo de 1815, y murió en su sede episcopal el 23 septiembre 1821.

José María Suárez Riobóo, nació en San Estevo de Goiáns (Bergantiños, A Coruña). Estudió Filosofía y Teología en la Universidad de Santiago y era párroco de Berdeogas (Vimianzo, A Coruña) cuando fue elegido diputado por la provincia de Santiago, el 28 febrero 1810. No tuvo ningún tipo de participación activa en las sesiones, ya que fue el primero de los diputados de Galicia en abandonar las Cortes en fecha tan temprana como la de la sesión del día 23 noviembre de 1810, en la que se le concedió licencia para pasar a Galicia a poner orden en los negocios de su casa con motivo de la muerte de su hermano político, siéndole dicha licencia prorrogada en mayo de 1811 por motivos de de salud y ya no volvió nunca a Cádiz.

(*) Profesor de la facultad de Historia del campus de Ourense de la Universidad de Vigo y director de la Uned.