Un bebé que pesa al nacer más de cuatro kilos, es un caso de macrosomía fetal, es decir que tiene un peso por encima de lo normal y aunque estará lejos de suceder al imaginario gigante Gargantúa, primer caso de bebé con macrosomía registrado en la literatura, allá por el siglo XVII junto con su hermano Pantagruel, según un estudio médico, los embarazos de bebés más grandes de lo normal suponen alrededor del 5% de los nacimientos que se registran en la actualidad.

Estos casos de macrosomía fetal en madres no diabéticas, que suelen inquietar especialmente a los ginecólogos, por los posibles riesgos derivados para madre y feto, espolearon la curiosidad científica de cinco médicas del Complejo Hospitalario Universitario de Ourense, CUO, quienes decidieron prolongar su horario de trabajo, y descubrieron que determinados parámetros de una determinada proteína sirven como indicador precoz de detección en el primer trimestre de embarazo, de un caso de macrosomía fetal .

Su hazaña, y vaya esto porque el trabajo fue realizado fuera de la ya estresante jornada laboral de un hospital público, acaba de ser galardonada, entre 108 trabajos a concurso, con el premio nacional de investigación Loli Martínez Carrera, que otorga la Sección de Medicina Perinatal de la SEGO, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.

"Agradecemos el premio, pero no es para tanto", respondía ayer en un alarde de modestia, Esther Álvarez Silvares, una de la cuatro ginecólogas del Servicio de Ginecología y Obstetricia del CUO, junto con sus compañeras Marta Vázquez Rodríguez, Elena Borrajo Hernández y Lucía Castro y la doctora de la Unidad de Investigación del complejo ourensano, María Teresa Alves Pérez, autoras de este trabajo.

"Decidimos investigar este tema, porque nos preocupaba la falta de la fiabilidad de las eco grafías en esta materia, pues un simple error de un 10 por ciento en el peso fetal", explica Esther Álvarez " ya supone una diferencia de 400 gramos y no es lo mismo un feto de 3.600 gramos, que sería normal, a uno de 4.000 que ya entraría dentro de la macrosomía, como factor de riesgo".

Ahí comenzó primero la revisión de cientos de folios de bibliografía científica en distintas materias, hasta comprobar "que había un estudio sobre la Proteína A, Asociada al Principio de Embarazo, lo que se conoce como la PAPP-A", añade la investigadora.

Ahí empezó el trabajo de este equipo de médicas del CUO, con las pacientes del Servicio de Ginecología y Obstetricia, trabajo que dividieron en dos grupos, el Grupo Casos, integrado por madres de bebés de más de cuatro kilos y el Grupo Control, de fetos con peso normal.

"Descubrimos que esta proteína, la PAPP-A tenía unos valores más altos en embarazos de niños grandes, y por cada punto que aumenta esta proteína hay 2.6 puntos más de posibilidades de que tener macrosomía fetal", revela la investigadora.

Se sabía ya por parte de estas ginecólogas especialistas del servicio que factores como la edad de la madre, el núumero de hijos, la obesidad, o el consumo de tabaco podrían ser factores de macrosomía. Esta investigación permite saber ya a partir de las 11 semanas de gestación, que un feto sobrepasa el peso normal.