No son trenes de juguete para disfrute de los niños, sino una afición de adultos que persigue perpetuar la magia del ferrocarril clásico y los caminos de hierro. Se consigue a base de modelar trenes reales a pequeña escala y recrear en parques toda la infraestructura civil y humana que acompaña al tren. El AVE no tiene cabida en este museo al aire libre pero los "carrileiros" de Ourense han sido capaces de trasladar la alta velocidad a la vía estrecha.

Copiando la tecnología moderna que dio a luz al Talgo de Renfe, la asociación Foula Cultural-Carrileiros diseñó un modelo de cinco pulgadas capaz de doblar la velocidad máxima que alcanzan los trenes de cinco pulgadas (9 kilómetros por hora). Tras un año y medio de trabajo, explica Francisco Boluda, "lo pusimos en marcha y tiene un éxito tremendo". Alcanza los 20 km/h, lo que en términos de velocidad a pequeña escala, equivaldría al AVE que todavía se resiste a llegar a Ourense.

En honor a la ciudad, le llamaron Auria 250. Es un modelo pendular de cinco vagones con capacidad para cuatro niños y cuatro adultos, además del maquinista. Para diferenciarlo de los trenes de Renfe, lo pintaron de rojo y lo sellaron con el certificado de origen: Ferrocarril Central de Galicia. Este es el nombre de la compañía creada por Foula Cultural-Carrileiros para gestionar el Parque Ferroviario de Galicia, situado en la rúa da Canle, junto al complejo de San Francisco.

Cada uno de estos parques repartidos por toda la geografía peninsular es una recreación en miniatura del universo ferroviario por el que circulan los trenes de modelismo tripulado.

Esta afición tiene cada vez más adeptos que viajan de parque en parque luciendo sus modelos. En el de Ourense se celebró ayer la IX Xuntanza con la participación de 20 trenes de Madrid, Málaga, Córdoba, Collado Villalba, Valencia, Gijón, Barcelona, Candás y Vila Nova de Gaia, además de los propios del parque ourensano.

Los 20 modelos circularon todo el día sin apenas descanso trasladando a familias completas por un circuito de 500 metros en el que no falta de nada. El parque cuenta con dos estaciones, la principal de San Francisco con marquesina y la pequeña, dedicada a Tras Os Montes. Dispone de puente giratorio, apeadero, dos túneles y un viaducto de hormigón armado único en los parque españoles. Tiene jefe de estación, guardagujas, maquinistas y revisores que para lograr su puesto han tenido que hacer los correspondientes cursos de formación.

Para circular es necesario sacar el billete y el usuario puede elegir entre las primeras locomotoras a vapor que marchan con carbón, las máquinas eléctricas o las que funcionan con motor de explosión diesel. Las vías siempre están en perfecto estado y el personal de la estación realiza continuas revisiones y tareas de conservación: "Mantenemos el espíritu ferroviario clásico que se pierde con el AVE".

El parque también es un museo de piezas originales que se van incorporando. En la actualidad hay dos postes del primer telégrafo de 1881 y dos viejas farolas de la línea Zamora-Ourense.