Antonio Fernández Blanco, el párroco ourensano suspendido por el Obispado del ejercicio del sacerdocio por tomar posesión como concejal por el PSOE en A Gudiña desoyendo los consejos del prelado en los que le advertía que no debía compaginar sacerdocio y política, ha decidido finalmente renunciar a su acta de concejal.

El sacerdote comunicaba esta decisión, a media tarde de ayer, en la sede del PSOE en Ourense después de tres días de reflexión tras haberse hecho pública la suspensión de su ministerio sacerdotal. Tres días que han sido, según los allegados del religioso, "los más difíciles de su vida".

Mientras tanto, el Obispado de Ourense recibía ayer con "enorme alegría" esta noticia y también "con tranquilidad, porque pone fin a una situación que se ha generado estos días y que ha sido difícil para todos", declaró Jorge Estévez, delegado de medios de la Diócesis de Ourense.

La otra cara de la moneda eran ayer los compañeros del sacerdote en el grupo municipal del PSOE en el Concello de A Gudiña. "Respetamos su decisión, pero nos da una enorme pena; no teníamos tan claro que renunciara y esta misma tarde [por ayer] vamos a celebrar una reunión del partido para analizar la situación creada", explicaba Ana Morais, edil socialista en ese concello. Están convencidos de que se ha visto obligado a renunciar a una vocación y a un derecho por las presiones.

Nuevo destino

Jorge Estévez recordó ayer que el sacerdote "estaba advertido por el administrador apostólico de Ourense de que no debía continuar adelante y por tanto será a él a quien tenga que comunicarle en primer término su decisión". El administrador apostólico de Ourense es actualmente Luis Quinteiro Fiuza, obispo de Tui-Vigo.

Él fue quien firmó el acta de suspensión del ejercicio del sacerdocio, lo que implicó la prohibición de ejercer el ministerio pastoral en las parroquias que tenía encomendadas: Santa María del Destierro de Corna, Santa María de Carballeda, Santiago de Torrezuela y San Juan de Coira en el concello ourensano de Piñor de Cea.

Por eso, ahora el sacerdote tendrá que esperar a que el administrador apostólico le dé un nuevo destino "que podría ser el mismo que tiene hasta ahora o no, eso ya no depende de nosotros, sino del señor Quinteiro Fiuza", advierte el vicario de medios de la diócesis.

El traslado de Antonio Fernández Blanco desde A Gudiña, donde ejerció como párroco de 2001 a 2009, se produjo en contra de la voluntad de la mayoría de su feligresía, que refrendó con 1.200 firmas su rechazo al traslado del párroco.

Ahora, en Piñor de Cea, donde llevaba año y medio de párroco, también advierten los vecinos que no permitirán la entrada en sus parroquias de otro párroco que no sea Antonio Fernández.

En Piñor de Cea siguió la misma línea de trabajo que había llevado a cabo durante su apostolado en A Gudiña y tiene ya abiertas cartillas a nombres de las parroquias en las que ingresa el dinero que se recauda, para dedicarlo luego a los gastos y reparaciones de la iglesia. Un ejercicio de honestidad que no podrá trasladar a la política.

Al remate de la reunión celebrada en la noche de ayer por el PSOE de A Gudiña, Miguel Rodríguez, cabeza de lista del grupo socialista en ese concello señaló que "la situación no tiene vuelta atrás, Antonio Fernández estaba desbordado ante tanta presión y estamos seguros de que no tomó la decisión de forma voluntaria". Su grupo alcanzó un acuerdo que no hará público hasta comunicárselo hoy al PSOE.