Caminos deshechos, farolas derribadas, zonas verdes totalmente destruidas y sobre todo unas pozas termales íntegramente devoradas por las aguas han dejado a su paso unas pérdidas en cuestión de daños ocasionados por el temporal que superan ya los 250.000 euros, una cifra que crece cada día, al mismo ritmo que el caudal del río Miño.

Son datos estimativos sobre los daños del temporal aportados por el concejal de Medio Ambiente del Concello de Ourense, Demetrio Espinosa. Pero la razón de este anual dispendio económico es un secreto a voces: el anterior gobierno municipal ubicó el entramado termal de la ciudad a orillas del Miño, a sabiendas de que se trataba de una zona inundable en la que la Confederación Hidrográfica nunca habría dado permiso para edificar.

A día de ayer, es decir casi tres meses después de la primera crecida del río Miño a causa de las lluvias y el fuerte temporal,que anegó las termas de A Chavasqueira, Muíño das Veigas y O Tinteiro, estas continúan inundadas, porque los embalses se ven obligados a reabrir constantemente sus compuertas.

Son por un lado tres meses sin termas para los bañistas, que tienen ya una legión de usuarios; tres meses con el cartel colgado de "fuera de servicio" y ahora además un nuevo dispendio económico para reparar este entorno, cuyos daños reales no se conocerán hasta que baje el caudal.

"Sabemos que los daños superan con mucho los 250.000 euros porque no se limitan sólo a las termas sino que se han producido fuertes desperfectos en los paseos fluviales como el de Outariz, aunque esos son daños inevitables, pero la ubicación de las termas sí se pudo haber evitado si se cumpliera la ley", lamenta el edil de Medio Ambiente.