Abatidos e impotentes ante la decisión judicial. Así se mostraban en la noche de ayer Luis y Margarita, el matrimonio ourensano al que la Xunta decidió retirar la custodia de su hijo, un menor de 9 años de edad, como supuestos responsables de la obesidad del niño, tras conocer que el auto dictado a última hora de la tarde de ayer por el juez de Familia de Ourense, desestimaba la petición de suspensión cautelar de ingreso del menor en un tutelar, que había solicitado la familia,en tanto no se celebrara el juicio.

"Podríamos entender que se lo llevaran hace meses, cuando estaba más gordito, pero ahora está delgadito, sano y muy feliz con su familia. No vamos a entregarle a nuestro hijo", ratificaban ayer entre sollozos Luis Montoya y Margarita Gabarra. El niño se encuentra en paradero desconocido desde que se conoció la resolución del Servicio de Menores de la Xunta de que quería llevarselo a un centro tutelar de menores.

Su padre ratificaba en la noche de ayer, con la voz entrecortada, que "sé que puedo tener responsabilidad por no entregar al niño, pero prefiero ir yo a la cárcel a que me metan a mi hijo en tutelar". La madre lo apoyaba entre lágrimas, "es nuestro hijo, nosotros nunca le tratamos mal y no queremos vivir sin él".

Un informe presentado el pasado año por el Sergas, ante el fracaso de las dietas que se le habían prescrito al niño desde los cinco años, desencadenó la intervención del Servicio de Menores, dependiente de la Xunta, quien resolvió el 23 de septiembre pasado la retirada de custodia a los padres, por supuesto desamparo del menor ante la obesidad que padecía el pequeño.

El niño, que cumplirá el 11 de noviembre 10 años, llegó a pesar 86 kilos, pero en la actualidad pesa 70,6 kilos tras someterse a una estricta dieta de la que según sus allegados se han suprimido el exceso de grasas saturadas, hidratos de carbono y azúcares y en la que ha colaborado toda la familia.

"Ese niño no es gordo ahora, sólo de complexión fuerte, está sanísimo, sube esta cuesta empinada en bicicleta varias veces al día, adora a sus padres y a sus dos hermanos y vive en un ambiente muy familiar", explicó María Luisa, una vecina de la zona de Canibelos, en Ourense, donde residen los Montoya-Gabarra de los Montoya "pues en el mismo solar tienen sus casas los padres, sus abuelos y sus tíos".

Esta vecina entregada a la causa está "muy satisfecha de vivir al lado de una familia gitana como ésta, pues son muy protectores y vigilan que no le pase nada ni a mi hija". Asegura que "echamos muchos de menos al chaval porque es muy cariñoso, siempre está llamando a mi marido para entablar conversación. Si se lo llevan de su casa y de su familia, le van a hacer un daño irreparable. Lo matan".