La juez ordenó ayer el ingreso en prisión de José Miguel Martínez Campos, al que imputa un presunto delito de doble homicidio al considerar que fue el autor del fallecimiento de sus padres, que aparecieron muertos a tiros el pasado mes de abril en su domicilio de Amendo, en Taboadela. Su amiga María Rosa Rodríguez que fue detenida como encubridora, quedó en libertad con cargos tras confesar ante la Guardia Civil en la tarde de ayer que no había estado con él en Maceda la noche de autos.

Ambos prestaron declaración en el Juzgado de Instrucción Número 3 de Ourense hasta casi la madrugada de ayer. Su traslado a las dependencias judiciales, procedentes de la comandancia de la Guardia Civil de Santa Mariña, se produjo después de que María Rosa, que desde su detención el martes sostuvo en todo momento su coartada, se derrumbó finalmente ante los agentes encargados de la investigación. Sin embargo, José Miguel Martínez defendió su inocencia y negó que hubiese dado muerte a sus padres.

A pesar de su declaración, fue trasladado a la prisión de Pereiro de Aguiar, mientras que su amiga abandonaba las dependencias judiciales en libertad.

José Miguel Martínez llegó al juzgado pasadas las nueve de la noche de ayer. Lo hizo en un vehículo camuflado de la Policía Judicial, con semblante serio y tranquilo, a cara descubierta. Sin embargo, al bajarse del coche y percatarse de la presencia de las cámaras de los medios de comunicación, se tapó el rostro con una cazadora. Aproximadamente una hora antes, María Rosa Rodríguez prestaba declaración ante la juez, quizás antes que su amigo, para impedir que si pasaban las horas pudiera volver a cambiar su testimonio.

Pruebas contundentes

A pesar de las especulaciones en los últimos días de los motivos de la detención de José Miguel Martínez, del que se dijo que acosaba y amenazaba continuamente a una ex novia y su actual pareja, que residen en Allariz, FARO ha podido saber que para el arresto del hijo del matrimonio muerto en Taboadela fue determinante el resultado de varias pruebas enviadas a la Policía Científica de Madrid, resultados que llegaron a Ourense esta semana, lo que cercó el avance de la investigación.