Xuventudes Socialistas presentó ayer a la concejal de Participación Ciudadana, María Devesa, el programa experimental “Botellón cívico”, una curiosa iniciativa que recurre a jóvenes voluntarios para controlar los botellones, de modo que se permita conciliar esta práctica de ocio nocturno con el derecho al descanso de los vecinos y con la higiene. El proyecto incluye además la posibilidad de vetar la autorización para consumir alcohol en la calle a aquellos botellones que no cuenten con la presencia de un voluntario autorizado.

Según el secretario general de Xuventudes Socialistas, Jonathan Da Silva, “presentamos el proyecto con humildad, como un documento para el debate y en la confianza de que otro botellón es posible”

El programa “Botellón cívico” consistiría en crear ese programa de voluntariado, coordinado por técnicos municipales para que sean algunos de los propios jóvenes que participan en cada botellón los que promuevan van el consumo moderado del alcohol y el ruido, así como la recogida de la basura.

Además, la autorización para consumir bebidas alcohólicas en la calle que el proyecto de ley autonómico otorga a las entidades locales estaría vinculado a la participación en el programa de voluntariado.

Estarían excluidos del programa los menores de edad, personas con antecedentes por actos vandálicos y se crearía para desarrollar el programa el Registro del Botellón Cívico.

Esta propuesta coincidió con la celebración en la tarde de ayer de una mesa redonda convocada por la Federación de Asociaciones de Vecinos Limiar, a la que invitaron al subdelegado del Gobierno, Camilo Ocampo, y al concejal de Seguridad Fernando Varela, así como a representantes vecinales y sociales a aportar propuestas para controlar el botellón.

“Limiar” y los representantes del PP coincidieron en señalar que si se cumplen las ordenanzas de ruidos y sanidad existentes se erradicarían las consecuencias del botellón. Fernando Varela negó que la ordenanza de ruidos de 2002, a la que se refirió la edil del PP Belén Iglesias, regule el botellón como ella dijo, “cuando sólo es una ordenanza de ruidos”. Varela cree que “el problema en Ourense está controlado, están vigilados, se desalojan las concentraciones cuando hay llamadas vecinales, y tal vez habrá que fijar una hora máxima para el botellón hasta las tres de la madrugada ”.