Aunque con una incidencia menor que en la población general, los trastornos mentales y/o adictivos afectan también al personal médico. Las autoridades sanitarias estiman que un 12 por ciento de su personal padece algún episodio relacionado con esta patología, lo que permite afirmar que en la provincia de Ourense 156 de los 1.300 facultativos de Atención Primaria y Especializada podrían sufrir alguno de estos trastornos. La cifra incluye al personal del Sergas, a los médicos residentes y a los profesionales que ejercen libremente.

Sin embargo, sólo seis médicos de Ourense reconocieron en los dos últimos años padecer uno de estos trastornos y aceptaron participar en una terapia que requirió su hospitalización en una clínica de Barcelona. El tratamiento e ingreso se realizaron en la más estricta confidencialidad y con cargo a la Consellería de Sanidade, bajo las pautas del programa PAIMM, una iniciativa dirigida a médicos enfermos que se desarrolla en la capital catalana desde hace diez años y que se implantó en la sanidad ourensana hace dos. Hasta el momento unos dos mil médicos de todo el país han ingresado en esa clínica.

El psiquiatra del Complexo Hospitalario de Ourense (CHOU), Gerardo Flores Menéndez, asegura que “seis facultativos ingresados es un número muy escaso” en relación a los 156 que según las estimaciones podrían sufrir alguno de estos trastornos mentales, lo que le lleva a hablar de una “patología sumergida”. De hecho, tanto Flores como el director provincial del Sergas, David Simón Lorda, y el gerente del CHOU, José Luis Jiménez, explican que el problema al que se enfrentan a la hora de abordar a estos enfermos es que “por ser médicos se refugian en la autosuficiencia, otros niegan la enfermedad y muchos se automedican o se someten a consultas informales con otros colegas en los pasillos”. Pero la falta de seriedad en el tratamiento y, sobre todo, la automedicación agravan la situación, ya que las principales causas de los trastornos mentales en los médicos son fruto de adicciones al alcohol y a las drogas, especialmente la cocaína: “Tienen mayor acceso a otras sustancias, sobre todo a los sedantes y tranquilizantes”, indica Flores.

El principal motivo que lleva a los médicos a caer en este tipo de adicciones o a sufrir problemas mentales serios no difiere, en cambio, del que afecta a la población en general: el estrés. La diferencia radica en que los trastornos mentales afectan a una franja del 15 al 20 por ciento de la sociedad, mientras que en el caso del personal médico se reduce al 10-12%. Esto se debe a que la toxicomanía y el alcoholismo suelen iniciarse a edades tempranas y acaban por quebrar la trayectoria formativa de los jóvenes que no alcanzarían la licenciatura. En todo caso, es difícil determinar si la ansiedad es la causa o la consecuencia del consumo de sustancias adictivas.

Un curso formará a los psiquiatras para mejorar la terapia

Para frenar esta situación y, sobre todo, para animar al personal médico que sufre algún trastorno mental o adictivo a someterse a la terapia, el CHOU y la Fundación Cabaleiro Goás organizan un curso dirigido a psiquiatras, psicólogos clínicos y profesionales de salud laboral. Se trata de mejorar la práctica clínica y profesional cuando el paciente es un médico y sobre todo de corregir los errores más frecuentes cuando el paciente es un compañero.

El curso está avalado por la Asociación Europea de Psiquiatría y se incluye dentro del programa PAIMM que garantiza la más estricta confidencialidad para los médicos pacientes que se sometan a tratamiento. Gerardo Flores destacó tanto el interés formativo del curso como el divulgativo, pues se trata de que los médicos enfermos conozcan la posibilidad de ser tratados sin que su patología trascienda a la esfera pública. El gerente del CHOU, José Luis Jiménez, afirma que el médico enfermo es un “paciente muy difícil y más cuando se trata de un trastorno mental o adictivo”. En todo caso, advierte que la patología no suele afectar a la atención que el médico enfermo presta al paciente: “Los médicos tienen un sexto sentido que les permite seguir desarrollando su trabajo sin que se aprecie problema alguno. De hecho, suelen ser los colegas los que alertan de la posibilidad de un trastorno”.

El curso se celebra el 15 de mayo y será impartido por Pilar Lusilla y Antoni Gual.