Francisco Fernández Liñares, primer presidente de la recién estrenada Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, tomó posesión ayer de su cargo en Ourense, provincia que acogerá la sede de este organismo de cuencas, y desde la que se asumirá la gestión de 20.000 kilómetros cuadrados de recursos hidrográficos pertenecientes a seis provincias: Lugo, Ourense, parte de Pontevedra, en Galicia, así como las de Zamora y León y del Principado de Asturias.

La que creación de una Confederación Hidrográfica Miño-Sil asume parte de las competencias hidrológicas de la ya extinta Confederación Hidrográfica del Norte y es por tanto un hecho de importancia histórica, estratégica y económica sin precedentes que arrastró por tanto a la toma de posesión de Fernández Liñares a la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, departamento del que depende esta confederación.

Hasta Ourense se desplazaron también para participar en el acto el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño; el conselleiro de Medio Ambiente, Manuel Vázquez; o el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, y el alcalde de Lugo, ciudad en la que Fernández Liñares ejerció como concejal y edil de confianza del regidor hasta su toma de posesión como presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil.

Tras prometer el cargo, Francisco Fernández Liñares aseguró que se esforzará para que las relaciones entre el organismo y la Xunta de Galicia "sean fluidas y buenas en beneficio de todos los gallegos" y aseguró que estará "al servicio del Gobierno de España y al servicio de Galicia", además de resaltar que es un "honor y compromiso" esta responsabilidad.

Por su parte, Elena Espinosa indicó que una de las prioridades de su ministerio será "adecuar la política del agua a la legislación y a los criterios de la Unión Europea, lo que implica introducir mayores exigencias de racionalidad económica, sostenibilidad ambiental y participación pública en la administración hidráulica",

Espinosa explicó además que el Gobierno Zapatero apoyó la creación de esta nueva confederación "dentro del esfuerzo para comprender la idiosincrasia del agua en cada territorio y para crear además organismos que sean más cercanos a sus territorios.

La ministra no regateó en adjetivos elogiosos para el primer presidente de la confederación, al que calificó de "firme y tenaz, con una visión práctica de la gestión de los asuntos de los ciudadanos y con experiencia en la administración".

Por último, la ministra puso de manifiesto que la finalización en 2009 de los diferentes planes de cuenca va a suponer en cada una de las demarcaciones "un verdadero pacto en torno al agua, que nace de cada uno de los territorios y entre los diversos agentes implicados tanto económicos como sociales".