Después de la tempestad llega la calma. Algo parecido acontece en el Concello de Calvos de Randín, que el martes vivió una agitada jornada marcada por la celebración de una moción de censura contra el alcalde socialista Aquilino Valencia.

El de ayer fue un día sin sobresaltos, aunque estaban muy presentes los enfrentamientos entre los vecinos que tomaron el ayuntamiento para impedir que José Manuel Andrade se convirtiera en el nuevo regidor con el apoyo de los cuatro ediles que dejaron las filas del PP, con el grupo de "seguridad o matones", como los calificaron, y que acompañaban a los firmantes de la moción.

María, la joven que se quedó si un diente al recibir un puñetazo de uno "de los que iban de negro y con gafas negras", y Antonio López, uno de los ediles que apoyan la moción, que recibió el impacto de varios huevos que se lanzaron desde el balcón, se convirtieron en los protagonistas visible de una tensión que fue más allá del territorio político.

Así, no faltaron los insultos y descalificaciones, que dieron paso al enfrentamiento personal entre uno vecino, seguidor de Aquilino Valencia, que se encontraba en el balcón de la consistorial, y el ex alcalde, Antonio Rodríguez, que le advertía que "ya nos veremos en la calle", minutos antes de abandonar

Los que emitieron ayer sus particulares sentencias, a modo de valoración, sobre todo lo acontecido fueron los responsables provinciales del PP y PSOE.

El presidente popular, José Luis Baltar, denunció que "no se puede impedir por la fuerza" el acceso de los promotores de la moción al salón de plenos. Y proclamar que en un Estado de Derecho "no puede pasar eso, ya que se impide el ejercicio de derechos fundamentales".

Y de nuevo dirigir sus criticas hacia los socialistas, por esa "movilización total", en la que dijo "son unos artistas", para boicotear la moción de censura, lo que finalmente consiguieron.

Fue el responsable de organización del PSOE ourensano y senador, Miguel Fidalgo, el que proclamó que Baltar con sus declaraciones se delata, y deja claro que fue el que "diseño toda la operación de transfuguismo y la propia moción de censura de Calvos de Randín".

También considera "inadmisible" que los cinco tránsfugas llegasen al debate con 20 personas "disfrazadas, al estilo Caiga quien Caiga, de falsos guardias de seguridad, vinculados al PP", que lo único que buscaban era "crear conflicto, amenazando e intimidando a los vecinos que se manifestaban en favor, no sólo de su alcalde, sino también de la democracia".

Los que también se sumaron al reproche fueron los socialistas de Celanova, que piden al alcalde popular antonio Mourino, que se pronuncie sobre la "legalidad" de que un policía local, Camilo González, actuase como "guardia de seguridad" de los ediles firmantes de la moción.

En lo que coinciden todos, algo que puede parecer imposible, es que la justicia decidirá.