Belinda Carlisle cantaba hace ya unos cuantos años que "el cielo es un lugar situado en la tierra", y en el caso de Bueu esta afirmación no estaba muy alejada de la realidad. La discoteca y sala de fiestas Paraíso ha sido durante décadas el punto de encuentro de varias generaciones y el lugar en el que se conocieron muchas parejas de la comarca. Pero ese paraíso, fundado por el matrimonio que formaban Manuel Omil y Dolores Estévez y en el que después tomarían el testigo sus hijos y nietos, cerró sus puertas hace poco tiempo, sin posibilidad de que se vuelvan a abrir.

Albano, Juan y Junior, Karina, Peret, Fórmula V, Manolo Escobar, Julio Iglesias, Los Ilegales, Pequeniques o incluso un clandestino llamado Manu Chao son sólo algunos de los muchos artistas que en algún momento pasaron por la sala buenense.

"La época dorada fueron los años 70"

"La época dorada fueron los años 70", recuerda María Omil, nieta de los fundadores. Pero su historia se remonta muchos años atrás, al conocido como O Baile do Pirigallo, que estaba situado en la zona de A Graña. Hasta Torrente Ballester sucumbió a su encanto y le aseguró un lugar en la historia al incluir una referencia en su novela "Los gozos y las sombras".

El traslado a la calle Ramón Bares no se produjo hasta los años treinta, y en primer lugar se habilitó lo que se conocía como "el parque", una terraza al aire libre con un palco. La nave de la sala de fiestas no sería realidad hasta el Lunes de Pascua del año 1947, y la orquesta encargada de inaugurarla fue "Poceiro".

El concierto de Albano costó 150.000 pesetas

En los años siguientes la sala se convirtió en un referente musical ineludible a nivel popular. Albano actuó allí en diciembre de 1973, un concierto que "costó 150.000 pesetas y en la que quedamos empeñados", rezan los libros de registro. Una de las actuaciones más caras fue la de Manolo Escobar, en marzo de 1974, con un presupuesto de 275.000 pesetas. En el extremo contrario estaría el caso de Julio Iglesias (en marzo de 1972), que costó "sólo" 84.000 pesetas pero se recaudaron cerca de 200.000. En esta época, Paraíso y la sala moañesa Lestón pugnaban por traer a las mejores atracciones.

Durante estos años en la sala llegaron a trabajar más de una veintena de personas entre camareros, pinchadiscos, vigilantes... En la década de los ochenta llegó el Hawaii, una terraza asentada sobre el parque con la que se generaban distintos ambientes en un mismo espacio y que permitía la confluencia de generaciones en principio antagónicas. La última gran actuación fue en febrero de 2003, cuando Manu Chao se empeñó en actuar en Bueu. A pesar de que en teoría el concierto era "secreto", la noticia corrió como la pólvora y el cantante tuvo que ofrecer dos conciertos.