El vecino de Meira que sufrió el jueves por la mañana un intenso registro de la Guardia Civil en su domicilio, con más de 20 agentes y la entrada por sorpresa en su vivienda mientras él y su madre estaban durmiendo, acudió ayer al juzgado en Pontevedra en donde estaba citado para prestar declaración. Por recomendación de su abogado, José Carlos Lovera Núñez, con despacho en Cangas, el moañés declinó realizar declaraciones a la salida de la cita, al entender su defensa que en estos momentos eso podría perjudicarle. Según ha podido saber FARO, mantuvo su inocencia y se desvinculó por completo de cualquier práctica de fabricación o manipulación de armas así como de venta de armamento ilegal.

Además de negar los hechos y desvincularse de cualquier red de tráfico de armas el vecino de Meira, Jesús González, pide que se archive cualquier acusación contra él. La investigación se encuentra bajo secreto de sumario lo que dificulta que su defensa conozca todos los detalles. La justicia investiga sobre todo las llamadas y comunicaciones realizadas por el moañés, de ahí que en el registro los agentes solo se llevasen su teléfono móvil y la CPU de su ordenador personal, así como cartuchos de munición.

El jueves, pasado un intenso registro que se prolongó durante seis horas, Jesús González aseguró que nunca había tenido problemas con la justicia y que las escopetas que poseía eran legales y debido a su actividad como cazador. Este vecino entiende que la operación policial llegó hasta él "seguramente por alguna compra de munición que realicé por Internet", lo que explica que se investiguen sus comunicaciones. De todas formas, entiende que no hay ninguna acusación grave hacia su persona, de ahí que quedase libre tras el registro y ayer tras presentarse en el juzgado.

Una veintena de agentes entra en su casa en Meira en busca de armas. G. NÚÑEZ

La operación, que ayer seguía bajo secreto de sumario, se dirige desde Madrid, por lo que el registro en Moaña sería solo una rama de más intervenciones, con la salvedad de que trascendió a la luz pública debido al enorme despliegue policial, con al menos 20 agentes, entre los armados y los investigadores, y una decena de coches estacionados en los cruces de un pequeño camino del barrio de Cadabón, cerca de la carretera provincial de Meira de Arriba (EP-1102). En el operativo participaron unidades de la Comandancia de Pontevedra y de la Jefatura de Información.

Esta operación incluyó registros simultáneos en varias localidades españolas. También coincidió en el tiempo con la Operación Iberia que desencadenó el jueves la Policía Judiciaria portuguesa y en la que detuvo a 52 personas por crímenes de posesión y tráfico de armas prohibidas. Esta operación incluyó registros en localidades fronterizas como Braga o Chaves. Participaron hasta 300 agentes lusos y se registraron más de 200 viviendas en el país vecino. Ayer, desde al Guardia Civil desvinculaban completamente la operación ejecutada al otro lado de la frontera gallego-portuguesa con la investigación dirigida desde Madrid que implicó el registro en Moaña.

El vecino que ayer prestó declaración aseguró el jueves que denunciaría los desperfectos causados en varias puertas y portales de su vivienda por el despliegue. De todas formas, no tomará ninguna decisión hasta resolver las investigaciones a las que está siendo sometido.

El espectacular registro comenzó cuando Jesús González, de 50 años, y su madre, de 82 años, estaban durmiendo en su domicilio. Los agentes llegaron a su vivienda sobre las 7.30 horas del jueves y no se fueron hasta seis horas después, permaneciendo el vecino esposado en todo momento durante las indagaciones.