Esa escalera que reformó no hace mucho el Concello de Cangas y que, desde la calle Alfredo Saralegui, alcanza la rúa Cervantes acoge un botellón de tarde noche que molesta sobremanera a los vecinos. Nos comentan que es gente joven la que ocupa los peldaños de esa escalera que los técnicos no supieron en absoluto reformar. Fue una oportunidad que se desaprovechó. Les recomiendo que acudan a Pontevedra a Santiago de Compostela o a Ourense y verán la diferencia de piedra que hay en el casco histórico. Si es que en Cangas parece loseta de mal portal. Perdón por el paréntesis urbanístico. Es que tenía que decirlo. Pero a lo que íbamos, que los vecinos quieren control sobre la citada escalera, que no tendrá el lujo de las automáticas que pronto se estrenarán en Gran Vía, en Vigo, pero que tienen su encanto, aunque la reforma casi se lo quita de un cincel.
