Una piedra con su arandela de amarre en el muelle de Aldán se desprendió este fin de semana y golpeó el casco de un barco bateeiro. Además, el balandro acabó de lado. Todo ocurrió tras bajar la marea y desde la Cofradía atribuyen lo ocurrido a un incumplimiento más de los propietarios de yates de recreo. El balandro, de unas 60 toneladas, estaba amarrado por la proa y la popa pero separado del muelle por precaución debido al viento del norte. Todo apunta a que un yate amarró a su lado y para desembarcar ató en corto un tercer cabo a la arandela en cuestión. Al bajar la marea el barco quedó en el aire y la piedra, de unas dos toneladas, se desprendió. Golpeó en la barandilla y el casco del barco quedando colgada a este. Tuvo que ser arrojada al mar por su armador.

La Cofradía ya dio parte de la incidencia a Portos de Galicia para que reparen el muelle pero, sobre todo, exigen el cierre de las instalaciones portuarias y mayor control de los barcos de recreo, "que se han adueñado de toda la ría de Aldán. Cada año es peor", alerta el patrón mayor Juan Manuel Gregorio.

La falta de cierre para usos profesionales hace que los yates amarren en el muelle restando espacio a los balandros y además permite que en verano estacionen decenas de vehículos en toda la explanada del muelle dificultando el trabajo diario. A esto se suma la cantidad de yates que fondean en toda la ría y frente a las principales playas. "No nos permiten largar el aparello y espantan a las distintas especies. Algunos de estos yates se echan hasta 15 días fondeados sin que nadie vigile ni siquiera la contaminación que ocasionan", critica el patrón mayor. Exigen una vigilancia intensiva y el cierre del muelle "porque en Aldán estamos dejados de la mano de Dios", lamentan.

Lo ocurrido el fin de semana, que pudo acabar con daños graves en el balandro o incluso con daños físicos si alguien se encontrase en la zona, fue la gota que colmó el vaso para el sector del mar en Aldán, que sufre desde hace años los problemas que acarrean el atractivo de esta ría para los barcos de recreo. Alertan de que en el fondeadero natural de la playa de Arneles se refugian numerosos yates durante todo el verano, "incluso sin gente dentro durante días". En este sentido, recuerda que los bateeiros que se refugiaron en esta zona el año pasado fueron multados, pese a que carecen de un abrigo adecuado en la dársena de Aldán.

Polígonos

La temporada alta de turismo y la afluencia de embarcaciones deportivas en la ría de Aldán coincide este año con los dos polígonos de bateas abiertos y con el sector mejillonero a pleno rendimiento, de ahí que los problemas se multipliquen.

Los biólogos del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) permitieron la apertura del polígono Cangas A el pasado 23 de julio. En el caso del Cangas B se puede extraer mejillón para su comercialización desde el pasado 18 de julio.