Isabel y Jacobo, una pareja de Ourense, regresaba ayer, a media tarde de la playa de Viñó, entre Nerga y Barra, en Cangas. Lo hacían caminando por la carretera hacia la general de Donón, cargados con la silla y las bolsas de playa, conscientes de que por delante les quedaban unos dos kilómetros de subida hasta el coche. Isabel, que es asidua a esta playa, asegura que ya conocían, por la prensa, las restricciones de acceso para los coches en las playas en Cangas, como medida frente al Covid-19 para evitar las masificaciones de otros veranos, y decidieron dejar el suyo aparcado en la carretera general. Ayer había unos 200 estacionados en ambas márgenes de esta carertera, que es competencia de la Guardia Civil y en la que no hubo multas. Los vehículos no dificultaban el tráfico rodado, aunque sí que la Policía Local recibió quejas de vecinos por el peligro que supone esta situación para los peatones, sobre todo niños, a ser atropellados. Esta pareja de Ourense reconoce que allí no tienen mar y que ésta, aunque sin poder llegar en coche hasta la playa, es la única opción por lo que "me adapto a lo que haga falta".

Un kilómetro antes María José y Esmeralda, vecinas de Asturias, que suelen acudir desde hace años a las playas de Cangas, se mostraban resignadas con la medida: "Hay que estar en forma", señalaban con ironía. Llevan desde el viernes en Cangas y ese día pudieron bajar en coche sin problema , pero ya el sábado estaba puesta la señal y ayer optaron por bajar y subir los dos kilómetros de distancia a pie. El coche lo estacionaron en la carretera de bajada a la playa, cerca del cruce con la general.

Blanca y Mencía subían con un niño pequeño. Son de Lugo y alquilan una casa cerca de la playa de Viñó todos los veranos, desde hace 10 años, por lo que para ellas caminar es habitual. La propietaria de la vivienda sí que les comunicó su procupación por si no le dejaban ir en coche hasta ella, pero no ha sido así. Siendo de fuera, como es de Lugo, Blanca reconoce que no ve en la medida del Concello ningún castigo hacia los foráneos: "A lo mejor si no se hace esto, con lo que está pasando del coronavirus, esto sería un desfase".

Lo cierto es que este primer fin de semana de julio y con calor, la avalancha a las playas en Cangas fue la justa, como así reconocía la patrulla de la Policía, que ayer por la tarde sí puso unas 20 multas por mal estacionamiento de vehículos en Viñó.

Con respecto a los arenales, hubo comentarios de todo tipo, desde que no se respeta la distancia y no hay control ninguno; a que todo bien y la gente muy respetuosa. Con lo que no se mostraban de acuerdo muchos era con la masificación de barcos de recreo en las playas, sin ningún control ."Me parece exagerado", aseguraba una vecina. Ya el día anterior, en Areabrava hizo falta la presencia del Seprona porque las embarcaciones no respetaban la distancia obligatoria de 200 metros a la orilla. El Concello de Cangas tiene todavía por realizar el balizamiento de sus arenales, que este año incluirá Temperáns; y también poner en marcha el servicio de salvamento con socorristas, que es el que podrá ejercer más control entre los usuarios para que se respete esa distancia social, sin necesidad de establecer cuadrículas en la arena, como en otros concellos.