"Este verano prima salvaguardar la salud sobre el negocio", advierte el alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos, que recalca así su determinación de restringir el acceso en coche a varias playas del rural y, en consecuencia, de rechazar las demandas del colectivo de propietarios de fincas que se utilizan como aparcamientos -popularmente conocidos como leiraparkings- para que no haya límites de entrada. "La medida persigue ese objetivo [de evitar contagios por covid-19] y en consecuencia la vamos a mantener", zanja el regidor, que se muestra dispuesto a reunirse con los afectados si estos se lo piden, aunque ya adelanta que no ha cambiado de parecer y que el encuentro solo serviría para trasladarle personalmente el mensaje de que, al menos a corto plazo, no hay vuelta atrás.
Más de una docena de propietarios de estos aparcamientos rurales, la mayoría en la parroquia de O Hío, presentaron este semana un escrito en el Concello reclamando al gobierno local que no restrinja el tráfico rodado a ninguna playa ni ponga límite de entrada de coches en los aparcamientos sin antes calcular el aforo, y que prohiba aparcar en las vías de acceso donde se molesta a los vecinos. Piden a Pazos que recapacite sobre las medidas previstas, pues, a su parecer, existen soluciones para minimizar el riesgo de contagio más efectivas y menos lesivas para los afectados y sus familias, que sufren la precariedad y la falta de trabajo. Sin embargo, el máximo responsable municipal insiste en que este es un verano anómalo como consecuencia de la pandemia de coronavirus y que las respuestas también deben ser extraordinarias. Considera que permitir el acceso de medio centenar de coches a cada arenal es una cifra "suficiente" para cubrir los gastos de funcionamiento de los leiraparkings y evitar al mismo tiempo la masificación de usuarios.
Aunque los propietarios de los leiraparkings ofrecen colaboración y buena voluntad para intentar que la afluencia de turistas a los arenales de Cangas sea los más ordenadamente posible, dentro de las circunstancias actuales, el alcalde incide en que no es ese el problema, sino precisamente el contrario, evitar que accedan a las playas más personas de las recomendables en la actual crisis sanitaria, de ahí las medidas adoptadas desde el Concello. "Dejarlas sin efecto no tendría sentido y no lo voy a hacer en la situación actual", reitera, y añade que la institución municipal no tiene recursos, no voluntad, de "destinar vigilantes a contar gente" ni a velar por que se cumpla la distancia social de seguridad en cada caso.
El ejecutivo local considera adecuado el margen de 50 o 55 coches por playa y día, sin establecer restricciones de acceso para personas que acudan a pie o en bicicleta. Con esa cifra de vehículos, los responsables de esa actividad considerada "alegal" y que llevan años intentando regularizarla, "pueden aguantar perfectamente este verano extraordinario", que obliga a restringir los accesos, sin descartar que la actividad pueda recuperarse progresivamente conforme mejoren las condiciones sanitarias. "No tenemos nada contra este servicio que es útil y no queremos cerrarlo, pero este es un verano atípico. Lo siento por ellos, pero no voy a poner el negocio por encima de la salud", remacha el alcalde de Cangas.
