Cargados con tiendas de campaña, gorras, gafas, cremas de sol... y mascarillas. Así fue el regreso de los visitantes a las islas Cíes -y a las Ons-. Más de tres meses después, la joya de la corona turística de Vigo volvió a recibir a ansiosos de playa y amantes de la naturaleza. Los barcos de las navieras Nabia y Mar de Ons retomaron las rutas a primera hora: las zonas de embarque del Náutico recobraron vida después de un largo periodo de letargo. Y es que la nueva normalidad, en la que Galicia se instaló el pasado lunes, da luz verde a una excursión que, en la primera jornada poscoronavirus, sedujo a unos 600 visitantes.

Otros escogieron el muelle de Cangas para salir, a pesar de residir en la ciudad olívica. La razón: dejan aparcados sus vehículos en la zona porturaria durante todo el día o el fin de semana sin que tengan que pagar un solo euro. Llevan años haciendo lo mismo. Hay quien acude en autocaravana y la aparca en Aldán o en Cabo Home.

Iván Rodríguez y María Castro, con sus hijos Olivia y Matías residen en Vigo y conocían perfectamente la ventajosa situación que ofrecía coger el barco para las Islas Cíes desde Cangas. Formaban parte de los 74 viajeros que cogieron el segundo barco que partía para Cíes a las 12.00 horas. Llevaban años queriendo ir a las islas, por fin lo consiguieron. Esta ocasión fue fácil encontrar billetes y eligieron a propósito el primer fin de semana que se abre la ruta a Cíes para estar más seguros del contagio del Covid, ya que nadie, excepto los profesionales del parque habían pisado las islas. Guillen Sánchez y Lucía Pereiro llegaron a la estación marítima de Cangas procedentes de la villa coruñesa de Oleiros. Lo hicieron con su hija pequeña, Enma y la más absoluta ignorancia de que era el primer viaje del año a las Cíes. Su furgoneta la dejaron en Melide. Óscar Touriño y Gretel Saleta partían para las Cíes después de venir desde A Coruña. Son incondicionales de las Cíes y no querían desaprovechar este fin de semana de menos agobio turístico.

Entre los afortunados que pudieron comprobar el buen tiempo y los secretos del archipiélago, se encontraba Yoly, que hacía unos 20 años que no visitaba este paraíso. "Tengo muchas ganas de ver cómo está, cómo ha cambiado", aseguraba poco antes de subirse al primer barco de la temporada -salida a las 9.30 horas- con su hijo y con una amiga y su hija. "Organizamos el plan muy rápido. Vimos la opción hace un par de semanas y ya la enganchamos. Salir del confinamiento e ir a las islas Cíes... somos unos privilegiados", comentaba tras confesar que se quedarían a dormir allí para aprovechar al máximo el fin de semana en el que damos la bienvenida a los meses de verano.

A su lado, y deseosos de embarcar, estaban los pequeños, Etienne y Xulia. "Tengo muchísimas ganas, hace dos años que no viajo a Cíes. Me apetece ir a la playa. Aunque el agua esté fría, me tiraré de golpe", avanzaba ella. "Haremos las rutas de senderismo hasta los faros y disfrutaremos del arenal. Buscamos desconectar, paz y que los niños puedan disfrutar de la naturaleza y conocer aquello", apostillaba Yoly.

El regreso de los trayectos a Cíes dibujó una sonrisa a Luisa María Pérez, de Viajes Margali, y Gerardo Fernández, de A Senda do Moucho, que se encarga de organizar experiencias en espacios naturales. De su mano, Dolores, llegada de Ourense, se animó a programar un fin de semana en las islas Cíes junto con su amiga María, de Vigo, quien destacaba minutos antes de embarcar la "tranquilidad" que le regala el archipiélago. "Soy médica y el estrés que se pasó durante el estado de alarma fue bastante grande. Ahora, busco calma, integrarme en la naturaleza, disfrutar, observar... Los días son muy largos, es una época muy bonita para ir. Nos quedaremos a dormir allí : podremos presenciar los amanecer, que son preciosos", comentaba.Dolores, una asidua de las islas, defendía que la iniciativa programada por A Senda do Moucho es "superchula". "Intentamos venir todos los años tan pronto comienzan los viajes; es muy alucinante. Lo que transmitirá Cíes cuando lleguemos después de tres meses sin gente... ya te lo puedes imaginar", explicaba. Escoge este plan de fin de semana para encontrar "sensaciones" y dejarse "impresionar" por el tesoro natural olívico. "Va a ser llegar y llenarme de vida. Veré que desaparecen los problemas. Es un buen sitio para desconectar después de lo que hemos pasado; hasta llegamos a temer que se cancelasen los trayectos esta temporada. Es un lujazo. Está genial poder ver el amanecer y el atardecer, sobre todo, en estas fechas: en julio y agosto, ya se masifica y no es lo mismo", argumentaba.

Desde Lugo, se animaron a visitar las Cíes Alfredo y Olga, que se sumaron al plan ideado por la hermana del primero, Isabel, procedente de Santiago de Compostela. "Teníamos muchísimas ganas de venir, nos quedaremos el fin de semana".

También ayer se abrieron las visitas a la isla de Ons., en Bueu El camping todavía se abre en julio. La naviera Nabia trasladó al menos a un centenar de personas.