Bateeiros de Arousa y percebeiros de Cangas han vuelto a trabajar en los acantilados tras el acuerdo aprobado por la Consellería de Mar para intentar poner paz en el conflicto de la extracción de la mejilla en Galicia. El acuerdo preserva 16 bancos de percebe que pedían las cofradías y a cambio se incrementa un mes más, en junio, la extracción de la semilla de mejillón y se amplían las cuerdas colectoras en las bateas con 50 unidades más por batea a mayores de las 100 habituales.

Los mejilloneros han vuelto, sin embargo, con recelo porque ven una resolución que "se ha impuesto cortando carreteras y haciendo presión", en alusión a las protestas de las últimas semanas de los percebeiros para defender sus bancos de trabajo y evitar que los mejilloneros extrajeran semilla por los daños que les ocasiona.

Los percebeiros de Cangas retomaron el lunes el trabajo en los acantilados y también las primeras subastas en lonja tras el cierre por la crisis del Covid-19, y los bateeiros trabajaron en la extracción de semilla de mejillón en las zonas que les permite este acuerdo, aunque aseguran que siguen recibiendo presiones, incluso amenazas. Cangas consisguió que la costa da Vela, entre Punta Subrido y Punta Couso, quedara preservada. En la tarde del lunes, dice que algunos acudieron a Baiona y aseguran que que tuvieron que llamar a Guardia Civil y Guardacostas porque desde la Cofradía no les dejaban trabajar porque era por la tarde, cuando la orden les deja desde que sale el sol hasta el ocaso. Aseguran que ayer trabajaron en Aguiño, San Vicente o Sada, "pero solo trajimos cría de mejillón para 20 cuerdas, gastando gasoil, peajes, sueldos..." y que en Muxía están recibiendo amenazas a través de las redes sociales. No entienden por qué las cofradías se quejan de que la consellería está a favor de los bateeiros cuando creen es todo lo contrario y critican que la resolución solo se les permita trabajar en grupos de 10 por cuestión de seguridad por el Covid-19, "cuando en la fase 2 se permiten reuniones de 15 personas o bodas de 50".

Los percebeiros de Cangas trabajaron estos dos últimos días con tranquiliad, después de la tensión en mayo cuando ambos sectores se enfrentaron en la Costa da Vela, y vendieron su producto en subasta. El lunes fueron 137,5 kilos de percebe a un máximo de 61 euros el kilo, un mínimo de 32,5 y un precio medio de 50,20; y ayer fueron 104 kilos a un máximo de 58,5 euros, un mínimo de 35,5 y uno medio de 47,98 euros.

Pese a la resolución de la Consellería de Mar, sigue la tensión entre ambos sectores. Si el domingo, el presidente del Consello Regulador do Mexilón, Francisco Alcalde, aludía a que las restricciones eran un jaque mate al sector, ayer el presidente de la Federación Gallega de Cofradías, José Antonio Pérez, salía al paso. Asegura que Alcalde "demuestra su gran desconocimiento del sector productivo recolector del percebe, así como de la gestión y el trabajo que las cofradías de pescadores desarrollan". Añade que les apena que el presidente del Conselo Regulador, cuyo sector acaba de recibir la renovación excepcional del mes de junio, se atreva a atacar el sistema de gestión del percebe. Dice que solo los profesionales del mar, cofradías y percebeiros y la propia consellería saben los requisitos para explotar los bancos marisqueros y el estricto control diario al que son sometidos y se pregunta qué cualificación tienen los empleados de los bateeiros que van a extraer mejilla, quién revisa diariamente lo que se extrae y cuándo llegan a los 3.500 kilos por batea (máximo a lo que tienen derecho) y quién controla cómo dejan el banco (las piedras) cuando se marchan. Advierte a Alcalde que no van a permitir que se cuestione ni a los percebeiros ni a las cofradías cuando se habla de protección del recurso y de no control sobre la extracción: "Tenemos demostrado con el tiempo que la gestión de los colectivos de pesca artesanal y del marisqueo son impecables y costosamente llevados desde hace siglos por nuestras entidades. No consentiremos que del propio sector con el que tenemos demostrado unión se nos ponga en tela de juicio". También dice que el sector mejillonero y las cofradías están obligados a entenderse, que el furtivismo es una lacra que afecta a todas las profesiones y las cofradías son las que invierten más dinero al año para evitarlo, con servicios de vigilancia propios y en colaboración con Guardacostas y Guardia Civil. Por eso que no es de extrañar que los percebeiros se rebelen cuando ven que el recurso del percebe, en algunos casos, no se respeta por determinados bateeiros (no todos) en la extracción de la mejilla. Recuera que también puede haber furtivismo y picaresca en esta extracción, por lo que pide que se respete el recurso y no se rompa el equilibrio en la zonas de producción, así como que las reglas de juego sean las mismas para todos cuando se actúa sobre el mismo tramo de costa. Anuncia que trabajarán juntos en los informes para que la administración tome decisiones justas. Cree que por parte de los representantes de las cofradías y de los presidentes de las federaciones provinciales y gallega se ha actuado con el ánimo del entendimiento y que si se habla en cifras, hay más de 1.000 percebeiros que merecen respeto y los mismos derechos que las familias de los trabajadores de las bateas. Anima a arrimar el hombro y ir todos a una.