Cangas no izará ninguna bandera azul en sus playas este verano tras haber renunciado a los galardones por la pandemia del Covid-19, pero si las restricciones se alivian volverán a ser destino preferente de bañistas autóctonos y de turistas. Y aunque es previsible una menor movilidad, desde el Concello se quiere evitar que los vehículos vuelvan a apropiarse de los entornos naturales, como ocurre cada temporada estival, y en consecuencia se incumplan los requisitos de mantener la distancia interpersonal para evitar contagios. Los responsables municipales están "estudiando opciones" que pasarían por crear zonas de protección próximas a las playas donde no se permitiría el acceso rodado excepto a lugareños -o en todo caso a los residentes en el propio municipio- y servicios esenciales, mientras que los foráneos deberían aparcar alejados de esos ámbitos. Una medida que abunda en la filosofía de "dar prioridad a las personas sobre los vehículos", pero también de "hacer que se cumplan las directrices" para frenar al coronavirus, explica el alcalde, Xosé Manuel Pazos, que alude a la imposibilidad de "poner una patrulla de policía a vigilar" cada uno de los 38 arenales de Cangas "o instalar un contador de personas" para evitar peligrosas aglomeraciones.
El regidor se reunió ayer con la concejala de Turismo, Aurora Prieto, y los responsables de la Policía Local y de Protección Civil para planificar la temporada. Reconoce que la iniciativa de restringir el tráfico rodado "está sobre la mesa, pero aún verde", pues la lucha contra el coronavirus y sus consecuencias han ocupado hasta ahora la estrategia y el presupuesto municipales. Además, cualquier decisión del Concello está a expensas "de las directrices del Gobierno" central, y estas son cambiantes en función de cómo evolucione la crisis sanitaria. "A estas alturas no sabemos cómo será la desescalada en junio, julio y agosto, ni la respuesta en cada caso", advierte.
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Sea como sea, la restricción de los accesos rodados a la mayoría de las playas -la urbana de Rodeira se presenta como excepción- es "la única opción" que se vislumbra para evitar masificaciones contraproducentes en la actual situación sanitaria y garantizar que se mantiene la distancia de seguridad entre los visitantes. "La gran mayoría llega en coche, y si se limita su entrada podemos garantizar que se cumplen las condiciones; es la única alternativa que valoramos para hacer la criba", insiste Pazos, aunque quiere dejar claro que la medida "se está estudiando y no hay ninguna decisión tomada".
A la preocupación vecinal por los graves problemas de tráfico que afronta el litoral de Cangas, y especialmente la parroquia de O Hío, con la llegada del buen tiempo se suma este verano la necesidad de frenar el coronavirus. Los colectivos ya han mantenido algunas reuniones para analizar el problema y sus posibles soluciones, y estaban a expensas de ser convocados de nuevo por el alcalde de forma individual, aunque la crisis sanitaria ha trastocado los planes. Las asociaciones comprenden la situación y las prioridades, y confían en que la reducción de visitas y el mayor control que deben ejercer las administraciones para evitar contagios contribuyan a reducir la presión sobre su entorno.
"Es preciso darnos una tregua porque este año la situación se va a normalizar a la fuerza", señala uno de los representantes sociales, que da por hecho que los problemas de tráfico no serán tan graves como en los últimos años y que las actuales prioridades son otras. Aún así, recuerdan que los desplazamientos a la costa de Cangas desde Vigo y su entorno seguirán produciéndose y piden a Concello que no levante la guardia.
