"Ya tenemos esta primera semana llena. Solo con algún hueco", explica Paula Iglesias de la peluquería Strass, en el barrio moañés de O Rosal. "Damos entrada a los clientes de uno en uno. Nos estamos acostumbrado a las distancias. Desinfectamos todas las zonas que se pisaron cada vez que sale un cliente. Ya usábamos utensilios desechables y eso no fue muy complicado para nosotras". Se tomó el cerrojazo con resignación. "Sabía que tendríamos que volver a abrir, solo quedaba esperar al momento". No se atreve a aventurar el regreso de la normalidad.