Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los furanchos piden un plazo extra

La federación provincial calcula que han abierto menos del 25% y que se podría perder la cosecha del último año

Un cartel informativo en un furancho en Cangas. // Gonzalo Núñez

El impacto del Covid-19 y el estado de alarma que forzó al confinamiento de la población obligó a cerrar bares, restaurantes, comercios... y los tradicionales furanchos. Aún hoy son visibles los laureles o "loureiros" marchitos y ya secos de algunos de los establecimientos que tuvieron que cerrar de manera abrupta el viernes 13 de marzo. La tradición "furancheira" está muy arraigada en las Rías Baixas y en la comarca de O Morrazo, donde entre Cangas, Moaña y Bueu se calcula que hay más de 120 bodegas que comercializan sus excedentes de producción. La Federación de Furancheiros, Loureiros e Viticultores de Pontevedra ha presentado ante la Xunta de Galicia y los ayuntamientos una petición para que excepcionalmente se amplíe el periodo de apertura de estos locales, que en principio expira el 30 de junio.

Los cálculos de la federación apuntan a que en Bueu hay registrados unos 50 furanchos, en Cangas algo más de 45 y en Moaña no se alcanza la treintena. La solicitud de prórroga se formalizó también en el resto de municipios integrados en el ámbito de la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Ribeiras do Morrazo, que además de los tres municipios de la comarca incluye a Pontevedra, Poio, Vilaboa, Marín y Redondela. "Los viticultores y los titulares de los furanchos están imposibilitados para dar salida al vino excedente de la cosecha, lo que supondrá la práctica pérdida de la cosecha de 2019 y la disminución de unos ingresos complementarios que, en muchos casos, suponen un refuerzo más que necesario en la economía familiar", exponen en el escrito.

EN DIRECTO

Coronavirus en Galicia: última horaCoronavirus en Galicia: última hora

Sigue las noticias sobre la incidencia de la pandemia del Covid-19 en la comunidad

El presidente de los furancheiros de Pontevedra y de la IXP Ribeiras do Morrazo, Guillermo Martínez, calcula que hasta el decreto del estado de alarma apenas habían abierto entre el 15 y el 25% de todos los furanchos. "La mayoría espera a la llegada de la Semana Santa y a los meses de mayo y junio, con lo que no han podido abrir y ahora se encuentran con toda la producción sin vender", explica.

En algunos casos la situación es incluso más grave porque el confinamiento llegó justo en las fechas en las que sus titulares tenían prevista la apertura y habían realizado un desembolso importante para comprar la comida autorizada para servir como tapa o ración. Un gasto a mayores que de momento no pueden recuperar.

La actividad de los "loureiros" está regulada por una ley y un decreto de la Xunta de Galicia y por normativas municipales. La legislación acota el periodo de apertura del 1 de diciembre al 30 de junio, aunque por "causas extraordinarias" y previa autorización de los concellos se podría extender ese plazo hasta el 31 de julio. La federación provincial y las respectivas asociaciones de viticultores de la comarca piden que se recurra a esta figura excepcional para prorrogar la actividad de los furanchos.

Proponen que ese tiempo extra sea el "equivalente a la duración efectiva del estado de alarma, empezando a contar ese tiempo extraordinario a partir del 1 de julio". De momento el estado de alarma acumula ya una duración de mes y medio por lo que, de ser atendida esta solicitud, la imagen de los "loureiros" podría prolongarse hasta bien entrado agosto. Aun en el caso de que se acepte esta propuesta lo que no cambiará es el tiempo máximo de apertura de cada establecimiento, que es de un tope de tres meses. La última palabra sobre la solicitud presentada la tiene la Xunta de Galicia y desde la IXP Ribeiras do Morrazo de momento no tienen constancia de que se haya dado respuesta a la misma.

Las asociaciones de viticultores de la comarca de O Morrazo señalan que la inmensa mayoría de los cosecheros de Cangas, Moaña y Bueu no han llegado a abrir. Un buen ejemplo es el de la parroquia de Cela, donde muchos ponen a la venta los excedentes del tinta femia. "Es una variedad que hasta el momento en el que se declaró el estado de alarma aún estaba dura, la mayoría de estos furanchos abren a partir de abril-mayo", explican.

Ante la situación de incertidumbre actual algunos cosecheros han optado por embotellar la producción que almacenaban en los barriles para intentar darle salida por otras vías. Otros aún prefieren esperar, ver qué es lo que ocurre en las próximas semanas y si en esa "nueva normalidad" que nos espera todavía hay cabida para los furanchos.

Compartir el artículo

stats