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El naval mantiene a flote la actividad en la comarca

- Los astilleros sortean la crisis y tienen trabajo gracias a los pedidos previos al estado de alarma - La mayoría de empresas cuentan con encargos hasta 2021 y no tuvieron que tramitar ERTE

Operarios de Industrias Navales A Xunqueira, en Moaña. // Gonzalo Núñez

Las celebraciones del 1 de mayo, Día del Trabajo, este año están teñidas más que nunca por la incertidumbre. La irrupción del Covid-19 ha desatado un temporal sanitario y económico de una enorme magnitud para empresas y trabajadores. En este contexto no se salva prácticamente ningún sector, aunque hay algunos que parecen que de momento pueden capear la tormenta. Es el caso del naval: los astilleros de la comarca están operativos y conservan la mayoría del empleo gracias a los pedidos que ya tenían previos a la crisis. Pero también ven con preocupación e incertidumbre el futuro. La carga de trabajo les permitirá mantener sin grandes problemas la actividad durante este 2020 y parte de 2021. "La incógnita es si seremos capaces de seguir contratando cuando acabemos esos encargos, si las empresas navieras y armadores van a tener la capacidad para seguir invirtiendo para renovar y mejorar su flota", señalan desde una de las empresas de O Morrazo.

Uno de los astilleros de referencia en la comarca es Nodosa, que cuenta con sede en el polígono de Castiñeiras, en Bueu, y en el puerto de Marín. Antes de que se decretase el estado de alarma en sus instalaciones trabajaban unas 500 personas, entre personal propio e industrias auxiliares. Con la crisis esa cifra se redujo a unos 300 porque hubo que prescindir de la industria auxiliar, que ahora se está reincorporando de manera paulatina. Para garantizar la seguridad de la plantilla se han establecido diferentes turnos de trabajo, se toma la temperatura al entrar en el astillero y se refuerzan las medidas de higiene y distanciamiento social. "Tuvimos que suprimir los vestuarios y pedirle a los trabajadores que vengan cambiados de casa y hacer lo mismo con el comedor, porque son las zonas en las que se podían registrar más aglomeraciones", explican. El hecho de que la mayoría de los equipos de protección individual que usan en el sector sean parecidos a los recomendados para el Covid-19 también facilita las labores.

El estado de alarma no supuso en ningún momento la paralización de la actividad, ni siquiera durante las dos semanas de "hibernación" de la economía. "Más bien fue una ralentización del trabajo. Incluso durante esa hibernación pudimos trabajar porque la reparación de barcos de pesca y mercantes se consideró una actividad esencial", explican. En las instalaciones de Bueu trabajan unas 40 personas y este espacio es una suerte de centro logístico para Nodosa. Aquí se recibe la materia prima y se ejecuta la primera fase de la producción, con el corte y conformado de la chapa. En Marín, donde hay entre 260 y 270 empleados, es donde se continúa el resto de proceso, con el armado de los bloques y el trabajo en las gradas. "El ritmo de trabajo aún es menor al normal. Nosotros no tuvimos que recurrir a ningún expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) porque con el permiso retribuido recuperable del Gobierno y el acuerdo con la plantilla para flexibilizar las vacaciones se puede mantener la actividad, aunque algunas de las industrias auxiliares sí que tuvieron que tramitar ERTE", explican.

Nodosa trabaja actualmente en dos barcos de pesca para el caladero de las Malvinas, cuyo plazo de entrega se ha visto comprometido por la ralentización en toda la actividad. "Estaba previsto que estuviesen listos para la campaña que empieza en enero y vamos a intentar respetar los plazos, aunque estaremos muy justos", apuntan. La factoría trabaja también en la construcción de dos portacontenedores de 40 metros de eslora para una compañía con pesqueros en Groenlandia. "Son barcos pequeños, de uso interno para trasladar la pesca a puerto", explican. Una de las próximas entregas será un bateeiro, un tipo de encargo que hacía tiempo que la empresa no recibía y que procede de O Grove. "Nosotros tenemos carga de trabajo para el corto y medio plazo, pero esto es una cadena que nos afecta a todos. Es necesario que haya ayudas para impulsar la actividad económica y que los armadores y navieras sepan que van a poder contar con un respaldo a la hora de afrontar una inversión tan importante como la construcción de un barco", señalan desde Nodosa.

Desde Moaña la empresa Industrias Navales A Xunqueira confirma que tienen mucha carga de trabajo. "Podríamos incluso contratar a más gente pero tenemos unas instalaciones pequeñas y sin capacidad para más trabajadores", apunta Víctor Manuel Parcero. Trabajan para astilleros como Armón y Freire realizando bloques de metal. "No tenemos grandes problemas con el suministro y calculamos que hay carga de trabajo hasta final de año", desvelan. El sector tuvo la suerte de recibir importantes encargos antes del estado de alarma.

Desde Industrias Navales A Xunqueira explican que además estos días tienen encargos para la restauración y mantenimiento de dragas y esperan que en 2021 continúen con carga de trabajo y el sector no se resienta. Cuentan con más de medio centenar de trabajadores y todos ellos están activos. La distancia social y los turnos para no coincidir en los vestuarios son algunas de las medidas por la pandemia que tienen que adoptar. Las instalaciones se desinfectan cada noche y la empresa toma la temperatura diariamente a sus trabajadores.

En A Borna, también en Moaña, están las instalaciones de Rodman Polyships. Tiene a 135 trabajadores activos, toda la plantilla, y no tuvieron que recurrir a ningún ERTE "porque teníamos encargos desde antes de que pasase todo esto", apunta una portavoz de la empresa. Desde esta compañía, sin embargo, ven "con incertidumbre" lo que pueda ocurrir a partir del próximo año, cuando se acabe su actual carga de trabajo y el sector sí se pueda ver influido por la crisis económica que arrastrará a casi todas las empresas. "Tenemos suministros nacionales e internacionales. Los que nos llegan del extranjero están teniendo problemas y retrasos. Pero estamos todos igual en este aspecto", desvelan desde Rodman.

La plantilla de Rodman trabaja en dos turnos, uno por la mañana y otro por la tarde. De todas formas, desde comienzos de marzo la empresa ha decido que los trabajadores accedan en grupos reducidos a los vestuarios para cambiarse y que puedan mantener la distancia social y evitar riesgo de contagio. "Llevamos mejor el uso de mascarillas y pantallas, porque ya eran necesarias antes de la crisis sanitaria", indican. Crearon, incluso desde antes de que se decretase el estado de alarma, un comité de seguridad para minimizar los riesgos de contagio del coronavirus.

En un 1º de mayo con más temores que certezas para los trabajadores de O Morrazo, el naval es uno de los escasos sectores que se mantiene a pleno rendimiento.

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