El PP de Cangas reclama al alcalde, Xosé Manuel Pazos, que abandone su "matraca" contra los vecinos que piden disfrutar de las playas tras el prolongado confinamiento y abra esa posibilidad de ocio a quienes viven en el entorno, con el máximo de un kilómetro legalmente establecido. El concejal Rafael Soliño considera "contradictorio" que las medidas de alivio incluyan los espacios naturales y el regidor cangués -al igual que otros, como el de Vigo- excluya las 38 playas con las que cuenta el municipio. Soliño anuncia que demandarán por escrito un cambio de postura para que la población de Cangas, y especialmente la infancia, "pueda disfrutar de sus arenales como lo hacen sus vecinos" de Moaña o Bueu.

"Que los más pequeños puedan correr y saltar por las playas, como ya hacen por los montes," trae más beneficios que riesgos, en opinión de los representantes del Partido Popular, que añaden el argumento de que los arenales tienen una gran extensión de terreno, facilitan el distanciamiento social y suponen mucho menor riesgo de contaminación que los espacios poblados. Además, el decreto gubernamental "habla de espacios naturales, y estos lo son", recalca Rafael Soliño, que incide en que esa autorización no interferiría "con la regla del 1+1+1+1" [una salida al día durante una hora, en un radio de un kilómetro desde el domicilio y con la presencia de un adulto], sino que abriría más opciones para cumplirla. "Lo que no tiene razón de ser es que los expertos digan una cosa y Pazos la contraria", señalan, ni que el alcalde "argumente que el Concello no dispone de medios suficientes para atender todas sus playas". "Cangas tiene muchas más calles que playas y no por eso las cierra", argumenta Soliño.

Desde el Partido Popular formalizarán esta propuesta por escrito, "para que el alcalde recapacite", al mismo tiempo que instan a madres y padres a "actuar con responsabilidad" a la hora de salir con sus hijos a los espacios públicos para no añadir riesgos a la situación actual. Una opción que ayuda a mejorar la salud física y mental de la familia y que debe respetar los límites marcados. "Si alguna minoría ocasional lo incumple, por desconocimiento o capricho, habrá que realizar una mayor labor informativa o aplicar las sanciones", pero lo que les parece inaceptable es que se prohiba acceder a un espacio público sin argumentos sólidos o por el simple hecho de que algunas personas puedan cometer infracciones que son también posibles en otras áreas. No es justo cerrar las playas y que paguen todos por unos pocos", sentencia Rafael Soliño.