No solo de submarinos viven las fantasías de los cangueses. Ahora la villa también tiene su cuota de mercado en la industria espacial. Y es que durante la madrugada del lunes para el martes varios vecinos se vieron sorprendidos con el paso de los restos, ardiendo, de un cohete Soyuz. Procedía de la Estación Espacial Internacional, a donde trasladó suministros. Su entrada en la atmósfera hizo arder a la nave sobre el cielo de Galicia, alimentando las teorías de la conspiración de muchos de los que no daban crédito a lo que veían sus ojos. Si algún resto llegó completo a la superficie terrestre se precipitó sobre el océano. Mucho están tardando los cangueses en exigir su propio museo de la industria aeroespacial.
Una época gloriosa para los sombreros
Ahora que poco a poco los vecinos pueden salir de sus casas, aunque sea para acompañar a sus hijos durante una hora, se avecina una época gloriosa para los sombreros, pues poca es la gente que no necesita con urgencia una visita a la peluquería. Será este un sector colapsado los primeros días cuando reabran, casi seguro. Ojalá pronto se pueda cortar el pelo con normalidad.