El Parlamento Europeo aprobó en su sesión del viernes la modificación del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP), que abre la puerta a que el sector del marisqueo pueda acceder a ayudas ante los efectos de la pandemia del coronavirus. Esa decisión ha sido acogida con una mezcla de recelo y satisfacción en la comarca de O Morrazo. El acuerdo es una evidente buena noticia, pero los mariscadores temen la letra pequeña. En concreto, su principal preocupación es que puedan quedarse fuera de este paraguas todos los barcos que, además de la actividad de marisqueo, tengan permiso de explotación (permex) para otros recursos, aunque en la práctica no les resulte rentable cambiar de arte. Es la situación de la inmensa mayoría de las embarcaciones, por lo que al final la ayuda solo beneficiaría al marisqueo a pie.

El presidente de la Federación Provincial de Confradías de Pontevedra y patrón mayor de Bueu, José Manuel Rosas, cree que el espíritu del cambio en el FEMP es "bueno", pero reclama que esas ayudas deben ser "específicas" y tener en cuenta la realidad actual de la situación. "La Unión Europea debe facilitar que esos fondos lleguen a un sector que lleva un mes parado, pero no porque no quieran trabajar, sino porque no se dan las condiciones para poder comercializar sus capturas", defiende. En este sentido cree que no tendría sentido impedir que los barcos que tengan autorizada una segunda actividad autorizada puedan acceder a estos fondos. En primer lugar, porque esos permex complementarios rara vez son utilizados. Y, en segundo lugar, porque la crisis provocada por el Covid-19 afecta a todos los sectores de la pesca artesanal, que de momento se han quedado sin uno de sus principales clientes: el canal de la hostelería.

En la comarca de O Morrazo uno de los pósitos más afectados es el de Moaña. La gran mayoría de su flota está dedicada al marisqueo. El patrón mayor, José Antonio Currás, explica que desde el lunes 16 de marzo dejaron de salir a la captura del marisco "después de ver que los precios eran ridículos, por la tarde decidimos parar". Asegura que hasta junio no se volverá a reunir el sector en la ría de Vigo para debatir si retoman estas capturas o si mantienen el parón. Desde la cofradía moañesa no ven nada claro que las ayudas les acaben beneficiando. "Hay que ver cómo se desarrollan las negociaciones. Ya no entendemos como en un principio no entramos en estas ayudas. El marisco va de la mano de los restaurantes y el turismo y si estos sectores fallan nosotros estamos acabados", alerta el patrón mayor.

En el muelle de bajura de Meira están amarrados los más de 80 barcos de esta flota en Moaña. Apenas una decena de ellos acude cada día a faenar para capturar choco y los que lo hacen irían al marisco si pudiesen. "El marisco que capturamos suele ir sobre todo para restaurantes. Al estar cerrados los precios implican tirar con el producto, por eso no vamos", apunta el marinero José Manuel del Río, del barco "Bouche Ahí".

Este marinero sigue faenando al choco. "Estamos confinados, supuestamente, pero con esta especie tenemos que bajar al mar varias veces por día", lamenta.

Este marinero refleja el sentir pesimista del sector en Moaña. "El verano se presenta muy negro porque no sabemos si podrán abrir los restaurantes". Entiende también que les será difícil acceder a las ayudas europeas para el sector del mar. "Nos dirán que, como tenemos permisos para otras artes como las nasas, no entramos en ellas. Pero habrá que ver cómo se pactan las condiciones. Me imagino que será más fácil para las mariscadoras a pie, que no tienen más opciones a las que recurrir", indica.

Entre la poca actividad que había la mañana de ayer en el muelle de Meira, los trabajadores explicaban que este invierno el precio del marisco no estaba siendo malo. "Desde octubre había precios bastante buenos, aunque no teníamos grandes capturas. Se pagaban bien los distintos tipos de almeja. Pero de repente se acabó todo y no sabemos cuándo podremos regresar a la normalidad", concluyen.

Desde mediados del mes de abril, por lo tanto, la cofradía de Moaña apenas facturó por la venta de choco.

Las condiciones para acceder a las ayudas por parte del Estado también comenzaron siendo muy perjudiciales para los marineros de bajura. Hasta el punto de que la alcaldesa de Moaña, Leticia Santos, pidió por carta a la Xunta un frente común para que el Gobierno central rebajase el límite de pérdidas del 75% para poder acceder a este dinero. Y es que, al igual que el resto de sectores económicos, los marineros también tuvieron que pagar sus cuotas de la Seguridad Social.