El deseo de escapar del confinamiento en pisos de las grandes urbes agudiza el ingenio de los ciudadanos, y algunos con segunda residencia en zonas rurales, especialmente en la costa, están dispuestos a cambiar de domicilio para justificar sus traslados de fin de semana, esquivando así el mandato de permanecer en sus viviendas habituales mientras dure el estado de alarma por el Covid-19. La picaresca ya se ha detectado entre algunos vecinos de Vigo que, con la llegada del buen tiempo y a las puertas de la Semana Santa, han solicitado empadronarse en Cangas para disfrutar del período vacacional en sus segundas residencias, principalmente en la parroquia de O Hío. El Concello no quiere ser el "tonto útil" en esta historia y el alcalde ha dado instrucciones para que el departamento municipal de Estadística suspenda la tramitación de cualquier cambio sospechoso de perseguir ese objetivo. La medida es provisional y se levantará "cuando finalice la situación actual" de confinamiento y se restablezca la libertad de desplazamiento.
"Se están produciendo solicitudes de ese tipo y no podemos amparar la picaresca", señala Xosé Manuel Pazos para justificar que se paralicen los cambios de empadronamiento que puedan responder a dichas motivaciones, aunque la medida no afecta a otros trámites como el cambio de domicilio dentro del municipio o la emisión de certificados necesarios para solicitar la moratoria hipotecaria u otros requerimientos de carácter social. Se trata de "enviar un mensaje" a los pícaros, abunda la teniente de alcalde, Sagrario Martínez, que llama la atención sobre el interés de algunos residentes habituales en Vigo por trasladar su domicilio a Cangas en plena cuarentena, cuando, supuestamente, no existe esa urgencia más allá del disfrute vacacional. Una práctica que también se habría detectado en municipios vecinos como Bueu o Moaña.
