"En estos momentos no hay ni gel, ni guantes, ni alcohol y tuve la suerte de conseguir algunos termómetros", aseguran en una farmacia en Bueu, que también vive el desabatescimiento para frenar el contagio del coronavirus. Reconocen que ya antes del confinamiento decretado por el Gobierno ya había problemas de abastecimiento de los productos higiénicos, por no decir que las mascarillas ya no las suministraban desde que empezó la epidemia en China. En su caso, las mascarillas las fueron vendiendo de 1 a 2 por persona, nunca por cajas.

Su titular reconoce que incluso carecen de mascarillas para ellos mismos y se han visto obligados a protegerse, con una panel de metacrilato: "Mi equipo que está atendiendo a la gente tiene su familia y hay que ver por ellos también". Entre las medidas, asegura que cada vez que se usa el PPV para cobrar lo cubrimos de plástico y se vuelve a poner otro, también se higieniza el mostrador con cada cliente. "Nadie se esperaba que este virus fuera a extenderse de esta manera, ni los científicos", es la explicación que le dan a que se hubiera llegado a esta situación. "Todos pensaban que se iba a quedar en China, pero no".