Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las cofradías urgen información y medidas ante una tormenta perfecta que amenaza al sector

Los navalleiros en Cangas venden para una fábrica. // G.Núñez

"Estamos muy jodidos". Así de claro y contundente se manifestaba ayer el responsable de una de las cofradías de la comarca de O Morrazo. La situación que atraviesa el sector de la pesca artesanal es como una tormenta perfecta que amenaza con ahogar la economía de muchas familias, que de momento no cuentan con la posibilidad de acogerse al paraguas de un ERTE. "Venimos de meses muy difíciles por culpa de los temporales y del mal tiempo, que obligaron a amarrar a los barcos y a perder muchos días de trabajo. Y ahora viene esto", resume el patrón mayor de Bueu y presidente de la Federación Provincial de Cofradías, José Manuel Rosas.

Desde Cangas aportan un dato que es sumamente revelador: desde el 1 de enero y hasta mediados de marzo el sector del percebe dispuso de 51 días de trabajo autorizados, pero solamente pudo trabajar ocho. "Nos encontramos con que el sector viene de una situación previa tan penosa que lo que tenía ahorrado ya lo tuvo que usar y ahora apenas tiene para subsistir", explica el gerente de la cofradía canguesa, David Fernández.

Desde los pósitos reclaman a la Xunta y al Gobierno que ofrezcan medidas e información clara porque en estos momentos la incertidumbre es absoluta. "La gente nos pregunta qué hacer, nos pide consejos y desgraciadamente no sabemos qué decirles", clama desesperado José Manuel Rosas desde Bueu.

La parálisis en el sector de recursos específicos es casi total porque la principal demanda de percebe, navaja o erizo llega desde la hostelería y para la población no son alimentos de primera necesidad. En el caso de Cangas los navalleiros aún pueden trabajar porque hay una empresa que compra la producción, aunque a la mitad del precio que sería habitual. El sector del enmalle captura especies diversas, como centolla o pescados "finos" (lenguado, rodaballo, lubina...), se encuentra en igual tesitura: la subasta de la centolla se ha suspendido y "cuando se consigue vender alguno esos pescados es a la mitad de su precio". Algo parecido ocurre con el marisqueo a flote.

"En nuestro caso es que la gente quiere trabajar, el problema es que no hay quien compre su producto", resumen las cofradías de O Morrazo.

Compartir el artículo

stats