La cacerolada al discurso del Rey pronunciado la noche del miércoles consiguió su objetivo, pues en varias partes del centro de Cangas se hacía imposible escuchar al monarca, tal era el ruido generado. Más allá del debate sobre si es ético o no que algunos partidos políticos traten de sacar rédito a una situación de alerta sanitaria -algo ya común en España con cada desgracia que ocurre- lo cierto es que el mensaje de Felipe VI tuvo sus momentos de gracia. La gente se quedó desconcertada con las apelaciones a "estar todos unidos", justo cuando las recomendaciones de las autoridades sanitarias pasan por no acercarse a menos de dos metros de otra persona. Cosas del doble sentido del lenguaje.

Salen los fundamentalistas de la ortografía

En momentos de crisis como el actual los hay que se fijan en los detalles más pequeños. Así, no faltaron las críticas por alguna falta de ortografía en el cartel del programa del Concello de Cangas que se encarga de las compras de los mayores o personas dependientes. Parece que hay que buscar los errores en todos los sitios.