La flota de bajura de O Morrazo se mantiene activa, aunque sea medio gas, para que los mercados y plazas puedan cumplir con su función esencial de abastecer de alimentos a la población. "Hubo algún comentario de si deberíamos parar porque parece que hubo algún caso de coronavirus en alguna tripulación del País Vasco, pero este no es el momento de parar. Ahora es el momento de ir al mar a apañar pescado para la gente", manifiesta contundente el patrón de uno de los barcos del cerco de Bueu, Manuel Blanco, del "Manolito Dos". Aún así hay oficios que se han visto obligados a un amarre forzoso porque en este momento apenas existe demanda de especies de marisqueo, percebe o pescados de cierto valor económico, cuya mayor demanda procede de la hostelería y restauración.

Las lonjas extreman estos días las medidas de seguridad e higiene para minimizar los riesgos de contagio o transmisión del Covid-19, siguiendo las directrices facilitadas durante el fin de semana por las consellerías de Mar y Sanidade. Un buen ejemplo es el de Cangas, donde la entrada está restringida no solo a los visitantes, sino también a los propios armadores y marineros. Cuando los barcos llegan a puerto les espera una persona del servicio de vigilancia, que lleva mascarilla y guantes, y se encarga de recoger las capturas del día para llevarlas al interior mientras la tripulación espera fuera. En el interior el personal de la lonja se encarga de pesar y registrar la pesca y a continuación devuelve a los marineros las cajas y capachos. La subasta se realiza por vía telefónica o telemática.

A pesar de la voluntad de la flota de salir a faenar el ritmo de la actividad pesquera es muy inferior al habitual, una consecuencia directa del cierre de los mercados. "El percebe está parado y hay determinadas especies de pescado, como la lubina o el lenguado, cuya mayor demanda procede de la hostelería, por lo que ahora no se están trabajando", explican desde la Cofradía de Cangas. Algo parecido ocurre con el erizo, cuya mayor demanda procede de Francia e Italia. "Hoy [por ayer] se fue al mar porque conseguimos un pedido", apuntan.

Todo esto se refleja en una menor actividad y afluencia a las plazas de abastos. El patrón mayor de la cofradía de Bueu y presidente de la Federación Provincial, José Manuel Rosas, afirma que el sector de recursos específicos "está trincado" por la crisis del coronavirus y sin poder trabajar. Afecta a especies como el percebe, la navaja o el erizo, recursos que desde la cofradía reconocen que "no son de primera necesidad" para la población, pero cuyo cese de actividad deja en un limbo a la flota. "Hay falta de información y no sabemos qué recomendar a los armadores. La situación es preocupante", admite Rosas.

La irrupción del Covid-19 también ha supuesto el final de la campaña de la vieira, que estaba previsto que se prolongase hasta finales de mes. Ayer sí que salieron al mar algunos barcos del pulpo y los barcos del cerco, que ahora mismo están capturando especies como el chincho o caballa. "El lunes salimos al mar, pero tuvimos que volver pronto y casi sin capturas. Había temporal de viento del nordés y no se podía trabajar", explica uno de los patrones de Bueu. Los armadores también han tenido que gestionar certificados de empresa para sus tripulantes con el fin de que puedan justificar sus desplazamientos en caso de que se lo requieran las fuerzas de seguridad del Estado, que velan por el cumplimiento de las disposiciones del estado de alarma.

Para reducir el contacto y posibles aglomeraciones la lonja de Bueu también ha establecido dos turnos para la descarga y pesaje de las capturas. Desde las 8.00 a las 11.00 horas para los barcos del cerco y del enmalle y de 15.00 a 18.00 horas para el pulpo y de nuevo para el enmalle.