Eran las cinco de la tarde y llovía a mares en Moaña. Estaban anunciadas malas condiciones meteorológicas, pero las doce comparsas que organizan el Entroido en este municipio, en colaboración con el Concello, decidieron darle para adelante y que ni la lluvia ni el viento les impidieran enterrar su "sardiña" de carnaval, tras nueve días de fiesta.

Así fue. El Enterro da Sardiña comenzó cerca de las cinco y media de la tarde desde el cruce de Portal do Almacén, adonde fueron llegando las carrozas y comparsas, para ponerse en ordenada fila, y recorrer toda la travesía de Ramón Cabanillas hasta el paseo marítimo en donde estaba prevista la quema de la sardina, el emblema del carnaval en Moaña, que iba presidiendo la comitiva de disfraces en un vehículo municipal.

En Moaña se rindió culto a los furanchos tradicionales, en carrozas sobre tractores; al "narcosubmarino" de Aldán, que desfiló también sobre ruedas y sirvió de cobijo frente a la lluvia a los buzos que le acompañaban, y sobre todo, al humor, con parodias de los grandes acontecimientos políticos del año.

Las doce comparsas volvieron a salir con sus disfraces de muñeca de tarta de fresa, traje de gala escocés, boda gitana, egipcias, esquimales o, entre otros, del personaje Coco de Disney, que lucían Os Combois, por cierto los ganadores del concurso de comparsas que se celebró de noche en la carpa del paseo.