El discurso expositivo y los fondos de los museos no se componen solo de objetos o volúmenes hallados en excavaciones o de compras a coleccionistas especializados. Muchas veces está también la generosidad de personas anónimas o de investigadores que deciden aportar su granito de arena donando de manera desinteresada bienes que constituyen un importante testimonio histórico. El Museo Massó de Bueu recibió solo durante el año 2019 más de 200 bienes donados, entre los que destacan una serie de fotografías antiguas de la ballenera de Cangas y del propio museo, cuando era un recinto privado y desconocido para muchos vecinos.

Estas donaciones resultan además llamativas debido a su procedencia: vienen desde Inglaterra y Canadá. Las imágenes de la antigua factoría ballenera de los Massó en Cangas las donó un ciudadano inglés llamado Martin Lipson, que visitó el museo durante el pasado verano. A su vuelta a Inglaterra escribió una carta a la dirección del Museo Massó explicando que en 1975 pasó algunas semanas en Galicia y debido a que tenía relación de amistad con Teresa Castroviejo Bolíbar, hija del escritor José María Castroviejo y familia de las esposas de Gaspar y José María Massó, pudo visitar la ballenera y fotografiar todo el proceso de llegada y descarga de una ballena. "Son unas 100 imágenes en blanco y negro, que son especialmente importantes porque recogen partes del proceso que no teníamos documentadas. Ni siquiera con el posterior trabajo de Félix Lorrio y Moncho Alpuente", explica la directora del Museo Massó, Covadonga López.

Lipson pudo moverse libremente por todo el complejo y recogió la labor de los hombres y de las mujeres que trabajaban la ballenera de Massó, algo en lo que hace especial hincapié la directora. "Parece que solo trabajaban los hombres, pero las mujeres tenían un papel muy importante", subraya. Ahora queda el arduo trabajo de intentar identificar a las personas que aparecen en esas imágenes tomadas hace casi 45 años. Algunas de esas fotografías se expondrán al público en la sección del museo dedicada a la caza de la ballena y el resto pasarán al archivo.

Otra de las donaciones destacadas del año 2019 llegó desde Vancouver, en la costa oeste de Canadá, bañada por el océano Pacífico. En este caso el donante es el profesor emérito Richard W.Unger, del departamento de Historia de la Universidad de la Columbia Británica. En realidad es un gesto que está entre la donación y la devolución. Unger visitó Bueu a principios de 1976 y uno de los Massó, probablemente Antonio, le envió posteriormente una serie de fotografías del antiguo museo para que las pudiese emplear para un libro que estaba preparando. Se trataba de una comparativa entre los museos marítimos de Euripa y del norte de América. En la carta que envió el profesor canadiense al Museo Massó explica que finalmente se vio absorbido por otras facetas de los estudios marítimos y nunca llegó a escribir aquel libro. Por eso decidió devolver aquellas fotos de un museo "especialmente destacable, muy diferente de muchos otros que he visitado".

Este gesto del profesor de una universidad canadiense ha supuesto una verdadera alegría para el Museo Massó porque son imágenes realmente importantes. "Son de los años 1950, realizadas por Foto Novoa, en Vigo. Solo se conservaban unas reproducciones y esta donación nos permite volver a contar con unos originales de gran calidad", manifiesta Covadonga López. Esas fotos son también una muestra del carácter singular de los Massó porque fueron realizadas para un catálogo con el fin de promocionar sus marcas y productos. Y ahí incluían una auténtica joya, la única parte de su legado que sobrevive: el museo que creció dentro de una fábrica de conservas.