"¿Es posible mejorar la sanidad pública?" A esa pregunta trató de responder Marciano Sánchez Bayle, médico pediatra y portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, en la charla coloquio que impartió anoche en Cangas, invitado por la asociación A Voz da Sanidade, y en cuya mesa estuvo acompañado de Manuel Martín, médico de familia y portavoz del colectivo SOS Sanidade Pública.
-Pues la pregunta está en la calle y preocupa a la ciudadanía, a sus usuarios: ¿Es posible mejorar la sanidad pública?
-Evidentemente, es posible. Se trata de identificar los problemas principales, de valorarlos y buscarles remedio poniendo los recursos necesarios.
-¿Es solo cuestión de dinero?
-La financiación es un pilar fundamental. En España, la sanidad pública recibe poco más del 5% del presupuesto general, en torno a dos puntos por debajo de otros países de la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos], donde ronda el 7,5%. Y además, aquí la financiación no es finalista, las comunidades autónomas reciben el dinero y lo reparten con sus criterios, de ahí que haya diferencias de hasta 600 euros por habitante y año para sanidad según la comunidad de la que se trate.
-¿En qué puesto de ese ranking se sitúa Galicia?
-Algo por encima de la media estatal. Pero también hay que tener en cuenta otras variables, como la densidad poblacional, su dispersión, el reparto por parroquias, la lejanía de los centros sanitarios... Se necesita más dinero para atender las necesidades sanitarias en estos casos, una financiación suficiente y finalista.
-La crisis económica de la última década ha traído recortes en distintos sectores. ¿Cómo han afectado a la sanidad pública?
-Ha traído muchos problemas por la disminución de los recursos sanitarios. Por ejemplo, tenemos alrededor de 12.000 camas hospitalarias menos desde 2012 y un porcentaje de entre uno y dos puntos menos por cada mil habitantes con respecto al conjunto de países de la OCDE. Además, la disminución del personal sanitario repercute negativamente en la atención primaria y en la capacidad de respuesta del sistema asistencial en primera instancia, lo que provoca que muchos pacientes acudan directamente a los servicios de urgencias y el colapso hospitalario.
-Sin embargo, las estadísticas indican que ha subido el gasto farmacéutico.
-Sí, ha crecido un 24% en un lustro y es muy elevado. Las crisis económicas afectan a la salud, y las grandes multinacionales farmacéuticas imponen precios altos que se comen buena parte del presupuesto público para sanidad. Hay que moderar el gasto farmacéutico negociando precios menos ventajosos para ellos, y lo que se ahorra se podría destinar a otros fines.
-Si el servicio público se deteriora, más pacientes optarán por la sanidad privada...
-La privatización se incrementa día a día, aunque con algunas diferencias entre comunidades autónomas. Por ejemplo, la Xunta tuvo la oportunidad de quedarse con Povisa y lo dejó en manos de una multinacional... El problema, repito, es que hay poco dinero [de la administración pública] para atención sanitaria, lo que repercute en elevadas listas de espera para una intervención quirúrgica, para ir a un especialista, y ahora también en atención primaria, con una demora media de seis días en el conjunto del estado. Como consecuencia, los pacientes se van a las urgencias hospitalarias, que crecen y se colapsan, o se van a la sanidad privada porque la gente se busca la vida para preservar la salud. Eso genera desigualdades entre los ciudadanos más y menos pudientes, y mucha gente queda excluida de una atención sanitaria de calidad.
