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Fallece Sebastián Juncal, exalcalde de Moaña en el franquismo y edil hasta 1995

Muere a los 82 años tras sufrir complicaciones en su estado de salud -Fue regidor entre 1966 y 1977 y en el periodo democrático incluso llegó a formar parte de un tripartito de izquierdas

Sebastián Juncal, en 2010, presidiendo la comisión para recuperar la procesión marítima del Carmen. // C.G.

El que fue alcalde de Moaña con más años en el cargo durante el franquismo, entre 1966 y 1977, y que siguió en la política local durante la democracia hasta la Corporación de 1995, incluso formando parte de un tripartito de izquierdas, Sebastián Juncal Currás, falleció ayer a la edad de 82 años, tras sufrir complicaciones en su estado de salud.

Bajo su mandato, nada más ser nombrado alcalde en el 66 por el gobernador de entonces, gestionó la construcción del colegio de Reibón y después el de Seara a través de la ley de concentraciones escolares, algo de lo que siempre se sintió muy orgulloso. Fueron los primeros grupos escolares de Moaña cuando en el municipio los centros educativos estaban en bajos de casas en malas condiciones y existían las escuelas unitarias de proximidad. También gestionó el Instituto de FP aprovechando el momento de inversiones en educación, que empezó en casetas prefabricadas en el patio de Reibón.

Hombre cuestionado en un municipio que del franquismo pasó a ser nacionalista, por lo que él representaba del pasado, supo seguir vinculado a la política democrática, incluso cogobernó en un tripartito con el alcalde socialista Cándido Pena en 1991 y gestó una buena amistad con sus compañeros de mandato en el PSOE y EG. En un primer momento se presentó bajo las siglas de Alianza Popular (AP) en las elecciones de 1983 y 1987 y posteriormente, en la de 1991, como independiente en el partido Independientes del Morrazo (IDM).

Empresario de la construcción, fue presidente de la Asociación Local de Empresarios de Moaña. Una de sus últimas actividades públicas, ya fuera de la política, fue asumir hace unos cuatro años la organización de la procesión marítima del Carmen de Moaña cuando ningún colectivo quería hacerlo por los problemas con las compañías de seguros. Pero él se empeñó y lo consiguió para que Moaña no perdiera una tradición que era imagen del municipio.

Con la muerte de Juncal se cierra una parte de la historia de Moaña, la de la época que le tocó vivir del desarrollismo de cuando, además de la creación de los grupos escolares, se comenzaron las nuevas urbanizaciones con aceras, alumbrado público y alcantarillado, así como las primeras traídas de aguas y el estreno de la recogida de la basura.

En las grabaciones realizadas por el Concello para la Recuperación de la Memoria Histórica del municipio, Sebastián Juncal habla en cuatro DVD. Recordaba los tiempos de la "fame real" de Moaña en los años de su infancia y las dificultades siendo alcalde para poner en marcha la recogida de la basura que se comenzó con un motocarro, después se siguió con un camión hasta que llegó un vehículo ya especializado. "Fue difícil convencer a los vecinos de la limpieza del pueblo" aseguraba, porque eran tiempos en los que la basura se arrojaba a las leiras. Calificaba de "odisea" la puesta en marcha de la primera traída municipal de agua con los manantiales de Sabaceda y la construcción del depósito de Abelendo: "Fuimos a pecho descubierto. No había presupuesto para comprar y pagamos hasta donde pudimos con dinero y el resto con derechos sobre el agua", cuenta en esas grabaciones en las que dedica una secuencia larga a la obra de la que se sintió más orgulloso como fue la construcción de los dos grupos escolares de Reibón y de Seara gracias a la ley del entonces ministro Villar Palasí. Como alcalde, Juncal asegura que no dejó de viajar en contadas ocasiones a Madrid para que Moaña se viera agraciada con esta ley. "Ejercí de gallego en Madrid ", señalaba. Consiguió los 12.000 metros cuadrados en A Xunqueira que pedía el Ministerio y planteó el apoyo económico en la Junta Nacional de Construcciones Escolares: "Iba con unas ganas tremendas y cuando vas así no hay quien te pare", dejó grabado.

Hombre irónico y con gran sentido del humor, su pasión era la política. Tuvo muchos seguidores, incluso conversaciones brillantes sobre la vida muy elogiadas por quienes le apoyaban y no en sus ideas. Sebastián Juncal estaba casado y tenía cuatro hijos.

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