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Aplausos y olés en el muelle de Aldán

Los vecinos contemplaron durante toda la jornada del martes el izado del narcosubmarino y pidieron medalla para los protagonistas cuando se posó en tierra

La lluvia no impidió que la gente asistiera masivamente al "espectáculo" del izado. // Santos Álvarez

Los fallos en el izado del "narcosubmarino" no hacían otra cosa que alimentar la curiosidad de un pueblo, el de Aldán, que tiene alma de carnaval. A medida que avanzaba la jornada del martes la presencia de curiosos era también mayor. Se apostaba para determinar a qué intento el semisumergible se izaría al tiempo que se iba ganando terreno en el muelle, hasta que la Guardia Civil se vio obligada a ampliar el cordón de seguridad, que con la presencia de la comisión judicial, que llegó con nocturnidad, se hizo mayor. Aldán tenía ante sus ojos un escenario nunca antes imaginado, capaz de entretener una de estas noches largas de invierno. El atrezo era de impresión: unas grúas gigantes subían un "narcosubmarino" hasta el muelle y Guardia Civil, Policía Nacional y Vigilancia Aduanera se disputaban, a veces sin discreción, el protagonismo de la obra. Nadie quería ser actor de reparto.

Hubo un momento en el que la jueza que lleva el caso, la titular del Juzgado Número 1 de Cangas, Sonia Platas, que tuvo que poner orden. Había ansias por entrar en el submarino y fue ella la que decidió cuantos de cada cuerpo iban a hacerlo. Los balcones de las casas fueron tomados por los fotoperiodistas y hasta algunos barcos bateeiros fueron cobijo para aquellos que no tenía entrada de primera fila y querían ver bien la obra del izado y posterior retirada de los fardos de cocaína del interior del semisumergible. Había público subido a los muros privados y cientos de particulares que grababan o fotografiaban con sus móviles el operativo.

Cuando al tercer intento se izó el semisumergible, el público explotó en un sonoro aplauso y pidió a coro una medalla para los protagonistas. Pasada la media noche, miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado comenzaron a retirar los fardos del submarino. Los primeros fueron cantados por el "coro" de Aldán. "¡Uno, olé!, ¡Dos, olé!, y así hasta el sexto fardo. Fue cuando los asistentes debieron de tomar conciencia de que quizás, solo quizás ese recuento podría no sonar demasiado bien. O tal vez porque a esa hora la garganta ya no está para tantos esfuerzos.

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