Moaña y Bueu renovaron ayer su devoción por San Martiño en una jornada festiva en ambos municipios. Fiel al refrán, las lluvias dieron paso ayer a un "veranillo" que permitió que se celebrasen las procesiones por el día grande, tras la suspensión de parte de las celebraciones religiosas del domingo.

En Moaña el núcleo de la parroquia original se comenzó a abarrotar a las 11.00 horas, a pesar de que la verbena de la noche anterior se había prolongado hasta bien entrada la madrugada. Los fieles pudieron resarcirse de la suspensión del domingo y, tras una misa solemne cantada por el Orfeón Moañés, pudieron sacar en procesión tanto a la imagen de la Virgen del Carmen como a la de San Martiño.

Los encargados de portar a la patrona de los marineros se detuvieron ante el Cruceiro das Angustias para cantar la Salve Marinera, como estaba previsto hacer el domingo que se tuvo que suspender por culpa del temporal de lluvia. También se cantó en honor a San Martiño antes de que la comitiva diese la vuelta al cruceiro y regresase al templo románico. Las bandas de música Airiños do Morrazo y Cultural de Arcade amenizaron la mañana y acompañaron a los fieles en la procesión.

Desde primera hora ya sonaba música en el entorno de la fiesta gracias al pasacalles de la Charanga Colores. Pero fue en la sesión vermú cuando los furanchos se volvieron a llenar poco a poco de gente, al igual que en la noche anterior.

Sin embargo, los encargados de los tradicionales furanchos de la fiesta del patrón moañés reconocen que esta edición no fue buena en materia de ventas. "Nos perjudicó mucho el mal tiempo. Llovió durante toda la semana que estuvimos abiertos. El año pasado también habíamos tenido este problema, pero este año la lluvia apenas dio tregua", explica Begoña Portela, responsable de la "Pulpería Campañó", que se ubica en una gran carpa en la explanada anexa a la antigua rectoral.

Portela explica que llevan "décadas" acudiendo a San Martiño y señala que trabajaron hasta las 2 de la madrugada cada día. Vendieron unos 300 litros de vino en toda la semana.

Mucho más vino de casa se vendió en el furancho ubicado frente al atrio bajo. Elvira Santiago, una de sus responsables, explica que ayer por la mañana habían despachado unos 1.000 litros de vino tinto de casa "que aquí es claramente el que más se vende". En cuanto al blanco país vendieron unos 300 litros y del blanco albariño despacharon otro tanto.

Este furancho abrió cada día de fiesta hasta las 4.10 horas de la madrugada. Explican que entre la comida más demandada está la carne de raxo, la costilla y el cocido "además de las castañas asadas".

Elvira Santiago también reconoce que vendieron menos este año que en ediciones anteriores. "Los días más fuertes fueron la noche del sábado y la primera, con la Festa da Xuventude, porque vino mucha gente a ver al Grupo América", desvela.

Ya en la carpa del atrio bajo la fiesta se prolonga más cada noche. "Nosotros vendemos más cubatas que vino. Aun así vendimos unas 300 botellas de albariño", explica Manuel Santomé. También en esta zona las ventas cayeron. "El tiempo jugó en contra, pero también los problemas económicos de la gente, con situaciones como la de Barreras", lamenta. Explica que la noche del sábado para el domingo despachó hasta pasadas las ocho de la mañana "y a las 10.00 horas ya estaba trabajando otra vez". Ayer acabaron las verbenas en Moaña con la actuación, por la noche, de Capitol y La Ocaband.

En Bueu, por su parte, hubo juegos populares en la carpa de As Lagoas durante todo el día y un magosto popular a partir de las 17.00 horas. A última hora de la tarde comenzó la verbena que cerró las fiestas con la actuación de la Orquestra Marbella.