Fue todo un símbolo en la isla de Ons, en donde regentó Casa Acuña y puso en marcha la naviera Nabia y ayer quedó demostrado en su funeral en la iglesia de Bueu y posterior entierro. Cientos de personas acudieron a dar el último adiós a Manuel Otero “O Jarulo” y fueron tantas las personas, que tuvieron que seguir los actos fúnebres desde el atrio debido a que la iglesia se quedó muy pequeña. Su amor por Ons y por los negocios de hostelería y de transporte marítimo lo siguen su viuda y sus hijos.